Ponte de Lima presenta su tradición de toro enmaromado.

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Un novillo-eral de la ganadería de los Hermanos Bragado que salía con tres maroma y sus cuernos enfundados. El astado llegaba a la Plaza de la Madera donde fue bañado con vino, tal y como señala su tradición mitológica para darle fuerza y vigor.

Tras la Plaza de la Madera, el astado lo conducían por la Calle Candíl hasta Sancti Spiritus y dirigirse a la calle Las Eras, siempre con las tres maromas, que finalmente no se quedaron en dos.

Un recorrido lento que ha culminado en la zona del toril con el encajonamiento del novillo con la ayuda de un capote.