Tábara despide a Carlos Fresno con un triste toque de campana, en un silencio multitudinario

La mañana de hoy ha estado impregnada de un profundo sentimiento de duelo y cariño en Tábara, donde familiares, amigos, alumnos, compañeros y vecinos de toda la comarca y provincia se han dado cita para despedir a Carlos Fresno, un pilar fundamental de la vida cultural y educativa de la zona. El funeral, celebrado en la Iglesia Parroquial, ha sido multitudinario, hasta el punto de que el templo se ha quedado pequeño para acoger a todas las personas que han querido rendirle el último adiós a una figura profundamente querida y respetada.

Entre el numeroso público, se destacaba la presencia de muchos benaventanos, que quisieron honrar la memoria de quien fuera profesor del IES Los Sauces y, especialmente, el artífice del Belén de Benavente durante ocho años, una labor que dejó una huella imborrable en las navidades de la ciudad.

Al finalizar la misa, el momento más emotivo llegó con las palabras de despedida. Una sobrina del profesor tomó la palabra para dirigirle un sentido homenaje, tejiendo su recuerdo con versos del cantante Manolo García que, según ella, resumían perfectamente su espíritu: “Nunca el tiempo es perdido si se vive como uno sueña” y “La vida es un viaje breve y hermoso y el amor es su huella”. “Creo que estas dos citas resumen muy bien su paso por este mundo y la huella tan profunda que has dejado en todos nosotros”, afirmó, entre lágrimas y suspiros contenidos por los asistentes.

En su intervención, agradeció públicamente su compromiso incansable con todos los proyectos que dinamizaban la vida del pueblo y mantenían vivas sus tradiciones. “Nos regalaste muchísimas experiencias y fortaleciste los lazos y la unión entre los vecinos. Gracias por aportar humor, alegría y resiliencia, incluso en los momentos más difíciles”, manifestó, poniendo voz al agradecimiento colectivo de una comunidad que hoy se siente un poco más huérfana.

La despedida definitiva a las puertas de la iglesia estuvo marcada por un gran y solemne silencio, solo roto por el triste y pausado sonido de las campanas. Bajo ese tañido melancólico, la comitiva acompañó a Carlos Fresno en su último viaje, cargado no de pesar, sino del inmenso amor y la admiración que sembró a lo largo de una vida dedicada a enseñar, crear y unir. Su legado como referente cultural, docente excepcional y vecino comprometido permanecerá, sin duda, como su mejor obra.