Luis León reinventa cada Navidad el Belén de Revellinos, que se ha convertido en símbolo del pueblo

Luis comenzó a crear su Belén movido por la ilusión y el gusto por lo manual. Lo que nació como un pequeño proyecto personal se ha transformado con el tiempo en una de las señas de identidad del pueblo. Cada Belén es diferente. Aunque la estructura general mantiene la estética clásica —montañas de corcho, distintos niveles, caminos de arena, figuras cuidadosamente colocadas, luces, agua, vegetación natural, movimiento y efectos visuales—, Luis se esfuerza cada año por introducir elementos nuevos y mejorar los ya existentes. Su objetivo es claro: que cada visitante descubra algo especial.

En esta 55ª edición, Luis ha reorganizado la estructura para que pueda contemplarse desde distintos niveles y para que los visitantes, especialmente los niños,  se sientan inmersos en la escena. “La idea es que la gente lo vea más cerca, que pueda apreciar los detalles”, explica.

Destaca la construcción de caminos romanos, realizados con barro y cantos seleccionados uno a uno, un trabajo que ha exigido precisión y paciencia. 

El proceso de montaje comienza cada año el día de Todos los Santos, cuando Luis inicia la preparación de tableros y materiales. Dedica entre 130 y 140 horas a dar forma al Belén, un tiempo que emplea en solitario pero con entusiasmo. “Me gusta estar cuando viene la gente, ver cómo disfrutan”, comenta.

Su satisfacción no se limita a la contemplación: acompaña a quienes lo visitan, explica cómo está hecho cada rincón y comparte anécdotas mientras observa cómo niños y adultos se sorprenden con cada detalle.

Como es tradición, Luis siempre tiene preparadas varias sorpresas para los más pequeños. No falta tampoco la clásica escena de las sopas, una de las más queridas por los niños, que entran directamente preguntando por “los agujeros”, como ellos mismos los llaman, donde al fondo se ve un puchero de sopas hirviendo.

Fechas de apertura y horario de visitas

El Belén de Revellinos de Campos abrirá sus puertas el 18 de diciembre y podrá visitarse hasta el 7 de enero, coincidiendo con el final de las festividades navideñas. Está instalado en los soportales de la iglesia de Santo Tomás, donde también pueden verse una pequeña colección de belenes de distintos estilos.

Estará abierto sábados, domingos y festivos de 17:00 a 20:00 horas, aunque Luis reconoce que, si está en casa y alguien se acerca, no duda en abrir para mostrar su obra. La cercanía del autor forma parte esencial de esta experiencia, que cada año aporta un clima familiar y acogedor.

El Belén de Revellinos es mucho más que un montaje navideño. Representa la constancia, la creatividad y la entrega de un vecino que ha dedicado 55 años de su vida a compartir una obra única con su pueblo. Es también un espacio de encuentro familiar, un lugar donde los adultos reviven recuerdos y los niños descubren la magia de la Navidad.

Luis lo resume con sencillez: “Invito a todo el mundo a que venga… yo lo paso bien, y quiero que ellos también lo pasen bien.”