Lo analógico está de moda: por qué los juegos de mesa viven su mejor momento a pesar del gaming

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Parecía que el mundo del entretenimiento se dirigía de forma imparable hacia lo digital. Videojuegos online, plataformas de streaming, experiencias inmersivas en realidad virtual… Y, más recientemente, fenómenos como el crypto casino. Paralelamente, los juegos de mesa han ido construyendo su propio renacimiento hasta convertirse en uno de los sectores más dinámicos del mercado del ocio actual.

Durante la pandemia, el interés por los juegos de mesa se disparó y muchas tiendas especializadas vieron crecer sus ventas hasta un 40%. Pero lo más llamativo es que, a pesar del fin del confinamiento y el regreso a las calles, las cifras no han dejado de mejorar. En 2023, el mercado global superó los 12 mil millones de dólares y, en países como España, el crecimiento se mantuvo en torno al 7% anual. Lejos de competir con el ocio digital, los juegos de mesa han encontrado su propio espacio, reivindicando la pausa, la conexión presencial y el valor de compartir tiempo sin pantallas.

Una forma de estar juntos

Parte del éxito de los juegos de mesa en esta etapa se debe a su capacidad para adaptarse a una necesidad que no cubren ni las consolas ni el streaming: la de compartir de verdad. Frente a la inmediatez y el aislamiento de muchas experiencias digitales, los juegos de mesa ofrecen tiempo de calidad. Sentarse con otras personas, desconectar del móvil y, en definitiva, vivir un momento compartido. 

Pero eso no es todo: el propio sector ha evolucionado. Ya no hablamos solo del clásico parchís o Monopoly. La oferta se ha multiplicado, tanto en número como en complejidad, con propuestas que van desde juegos familiares hasta títulos con mecánicas elaboradas que atraen a públicos adultos. Se han ampliado los géneros, las temáticas, el tipo de jugadores… Ahora hay espacio para el aficionado ocasional, para la pareja que busca una alternativa a la televisión, para el grupo de amigos que se reúne ocasionalmente e incluso para momentos en los que se quiere calentar el ambiente con retos, pruebas y desafíos.

El tablero como espacio social

Otro de los factores que ha consolidado el éxito de los juegos de mesa es su creciente presencia en espacios públicos. En los últimos años, han proliferado cafés y bares especializados en este tipo de ocio, donde se paga por jugar y se socializa alrededor de un tablero. También han crecido los eventos y ferias que reúnen a miles de jugadores y editoriales, reforzando el sentido de comunidad y dando visibilidad a creadores independientes.

Un buen ejemplo es el de Wismichu, uno de los youtubers más conocidos en el mundo hispano. Ismael, su nombre real, decidió dejar a un lado su canal principal —con millones de visitas mensuales— para volcarse por completo en contenidos centrados en juegos de cartas como Magic y el universo del rol. Frente al vértigo del entretenimiento digital, el juego analógico ofrece otra cadencia. No depende de servidores ni de algoritmos. Solo necesita un grupo de personas, unas reglas claras y el deseo de compartir algo más que una pantalla.

Y tal vez por eso, mientras el mundo sigue acelerado, los juegos de mesa siguen creciendo. Porque donde otros prometen evasión, ellos ofrecen encuentro. Y en estos tiempos, eso no es poca cosa.