La vida terrenal terminó para Don Gildo el Viernes de Dolores

Una vida dedicada a los feligreses y a su querida iglesia de Santa María

Al atardecer del Viernes de Dolores nos llegaba la noticia del fallecimiento del sacerdote D. Leovigildo Martin Villar en el Hospital Provincial de Zamora, donde se encontraba ingresado por motivos de salud.

D. Gildo, como era conocido por los feligreses, sacerdote de fuerte arraigo y consideración en Benavente, ha recorrido a lo largo de sus años un camino de formación, vocación, pastoral y servicio a sus semejantes, hasta que el reloj de la vida a marcado la hora y el Señor lo ha llevado a su lado.

Nació en Villaveza de Valverde, pueblo de la comarca benaventana de Los Valles, en abril de 1937; a temprana edad siente la vocación que marcaría su vida, y a punto de cumplir 13 años ingresa en el Seminario de San Atilano de Zamora, donde cursa los dos primeros años, para pasar en 1952 al nuevo Seminario de San Luis y San Victoriano de la ciudad de Toro; diez años más tarde, 7 de Abril de 1962, al cumplir 25 años es ordenado sacerdote por el obispo de la Diócesis de Zamora D. Eduardo Martínez González.

Su primer destino fue como coadjutor en la parroquia del popular barrio zamorano de San Frontis, de aquí pasó como párroco al San Esteban del Molar. Después de estas dos experiencias pastorales, la urbana y la rural, fue trasladado, en 1972 a Benavente como regente de la Parroquia de Santa María de Azogue y dos años más tarde, 1974, nombrado párroco titular en sustitución de D. Eustaquio de la Puente Gómez.

Desde su llegada a Benavente se entregó en cuerpo y alma a dos objetivos: realizar y realizarse en el apostolado para el cual se había formado como pastor de alma, y otro más material, pero no exento de trabajo, recuperar y conservar la iglesia que iba a ser sede de su labor.

Dentro del campo pastoral impulsó devociones y novenarios, como fue la patrona de la ciudad La Virgen de la Vega; fue consiliario de hermandades y entidades sindicales; de la Cofradía Jesús Nazareno, Cofradía del Santo Entierro y de la Junta Pro-Semana Santa de Benavente; miembro del Patronato de la Fundación del Hospital de la Piedad. La labor pastoral también ha tenido proyección hacia los más jóvenes, como organizador de campamentos en el Lago de Sanabria.

Su objetivo material fue la Iglesia de Santa María de Azogue, ejemplo de la arquitectura de la Villa y orgullo del Benavente de hoy. Numerosas fueron las obras de conservación y restauración que realizó en este templo declarado Bien de Interés Cultural, pero esta actividad no se quedó entre los muros de la representativa iglesia, obra suya fue la capilla del benaventano barrio de San Isidro.

A la edad de 80 años (2017), siendo obispo de Zamora D. Gregorio Martínez Sacristán, entrega el relevo parroquial, después de décadas en el cargo, a D. Cesar Salvador que lo era de San Juan del Marcado, quedando como cura adscrito, prestando su apoyo en celebraciones y actos religiosos.

 

Desde hace unos años se encontraba en la Residencia “Matías Alonso” que Caritas Zamora tiene en Villarin de Campos, donde recibía la atención necesaria a su situación personal.

El paso de D. Gildo por Benavente ha dejado una huella difícil de borrar, su obra y recuerdo estarán siempre con nosotros.

La misa exequial, presidida por el obispo de Zamora, D. Fernando Valera Sánchez, se celebrará mañana sábado, 12 de Abril a las 5,30 de la tarde en la Iglesia de Santa María de Azogue y seguidamente su cuerpo será conducido al Cementerio de la ciudad donde recibirá sepultura.

El cuerpo vuelve a la tierra
El alma descansa en el Señor
La obra queda entre nosotros
D.E.P.