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Alimentación

Los suplementos alimenticios no sustituyen los medicamentos, la información contra la desinformación que debes saber

Redacción Martes, 28 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:

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En la compleja intersección entre salud, ciencia y consumo, la distinción entre medicamentos y suplementos alimenticios ha sido objeto de confusión, desinformación y, a menudo, malinterpretación. Este debate, que a menudo parece relegado a los consultorios médicos y farmacias, es algo que todos deberíamos conocer. No debería estar sujeto a manipulaciones basadas en lo que escuchamos o vemos en internet o redes sociales. Más allá de sus definiciones legales y técnicas, entender cómo y cuándo usar cada uno es vital para promover un uso responsable y efectivo.

 

 

Medicamentos, destinados a curar enfermedades

 

Un medicamento se define como “cualquier sustancia, natural o sintética, o mezcla de ellas, que se destine al ser humano con fines de curación, atenuación, tratamiento, prevención o diagnóstico de enfermedades”. Esta descripción no solo subraya su papel terapéutico, sino también la robustez científica que respalda su uso.

 

El desarrollo de un medicamento sigue un riguroso proceso de investigación y validación. Los ensayos clínicos no solo evalúan su eficacia, sino también sus posibles efectos secundarios y su seguridad en diversas poblaciones. Este nivel de escrutinio contrasta significativamente con el tratamiento regulatorio de los suplementos alimenticios, que operan bajo marcos menos estrictos en la mayoría de los países.

 

Además, el consumo de medicamentos está intrínsecamente ligado a la supervisión profesional. Las recetas médicas y las recomendaciones de farmacéuticos aseguran que se usen correctamente, minimizando así los riesgos. Sin embargo, la automedicación sigue siendo un problema global, exacerbado por el acceso fácil a ciertos medicamentos y la falta de conciencia sobre sus riesgos.

 

 

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Suplementos, destinados a regular y equilibrar el organismo

 

Un suplemento alimenticio se define como un producto diseñado para complementar la dieta y mantener o mejorar estados fisiológicos, no para tratar enfermedades. Según las normativas europeas, su composición debe basarse exclusivamente en ingredientes presentes de forma natural en los alimentos, como vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos esenciales. Estos productos se comercializan en formatos como comprimidos, polvos o líquidos, destinados a cubrir carencias nutricionales o apoyar la salud en determinadas circunstancias.

 

Aunque los suplementos pueden desempeñar un papel crucial en ciertos contextos, como la deficiencia de nutrientes o el soporte a atletas, su comercialización a menudo exagera sus beneficios. Publicidades que sugieren que un suplemento puede prevenir enfermedades o mejorar drásticamente el rendimiento físico no solo son engañosas, sino también peligrosas, ya que pueden fomentar el abandono de tratamientos médicos.

 

 

El uso responsable de medicamentos y suplementos

 

Como afirma Jose Ignacio Velasco, farmacéutico titular de Farmacia GT, “La gran diferencia entre medicamentos y suplementos alimenticios radica en su propósito, los primeros están diseñados para tratar enfermedades, mientras que los segundos se destinan al equilibro y regulación del organismo en personas sanas”.

 

Este límite, aparentemente claro, se difumina en la percepción popular. La creciente tendencia hacia el “bienestar holístico” y la desconfianza en la industria farmacéutica han llevado a muchas personas a considerar los suplementos como alternativas a los medicamentos, lo cual es un pensamiento erróneo.

 

 

 

 

Es necesario conocer las diferencias, usos y el alcance de ambos. Mientras que un suplemento puede ayudar a alguien con deficiencia de hierro a alcanzar los niveles adecuados, no puede tratar la anemia de manera efectiva. De manera similar, un medicamento para la hipertensión no puede reemplazarse por un suplemento a base de hierbas, ya que la mera sustitución de suplementos por medicamentos sin la supervisión profesional puede poner en riesgo nuestra salud.

 

La solución no está en demonizar a los medicamentos ni en glorificar a los suplementos, sino en promover una cultura de la información responsable. Es responsabilidad de todos promover el uso responsable de medicamentos y suplementos, prevenir la desinformación publicitaria y verificar las fuentes de información, enfatizando en la importancia de un diagnóstico adecuado antes de consumir cualquier producto.

 

En un mundo donde la información abunda pero la comprensión escasea, ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la ciencia y el consumo consciente? La respuesta no solo determina cómo cuidamos nuestra salud individual, sino también cómo evolucionamos como sociedad en nuestro enfoque hacia el bienestar.

 

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