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Provincial

Benavente, última parada para Poesía por la Provincia

Rebeca Castaño Sábado, 30 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

Una iniciativa nacida en la Diputación de Zamora a través de los poetas Tomás Sánchez y Agustín García

[Img #206838]

Poesía por la Provincia nacía este año de la mano de la Diputación de Zamora a cargo de Manuel Ángel Delgado y Jesús Losada y que ha estado presentes en tres localidades, comenzando en Alcañices, Camarzana de Tera y por último Benavente, el salón de actos de la Casa de Cultura La Encomienda era el lugar escogido para albergar esta lectura de poemas que congregó a tan solo cuatro asistentes en la ciudad.

 

 

A pesar del escaso público, se dieron lectura a poemas del desaparecido Agustín García Calvo, filólogo, lingüista, dramaturgo y poeta zamorano y también los poemas de Tomás Sánchez Santiago, poeta, novelista y ensayista de Zamora.

 

«Libre te quiero» de Agustín García Calvo

 

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.

 

Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.

 

Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.

 

Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
pero no mía.

 

Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.

 

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

[Img #206837]

Bastón” de Tomás Sánchez Santiago

 

Es un bastón. El suyo. Ha venido

a parar aquí, un lugar

que aún no existía cuando él se fue.

Y eso lo hace todo

más extraño. Es como si el mundo

estuviera de pronto cosido

de otra manera: nuevos estambres,

nuevo recado de hilar

entre las cosas.

Y eso lo pone a él más lejos,

es un juego remoto de borrones perdidos.

Entonces aparece, irreal y brusco,

ese bastón -el suyo-

sujeto entre dos ángulos de pared

como una novedad

pero que estaba antes que los demás

en la vida, dejándose usar por sus manos,

capaces de empuñarlo

y luego frías

mientras ibas de la duración a la quietud

como única solución blanca

y final.

Lo miro desde lejos y me salen preguntas

en los ojos: el número de pasos

que aún cabrán en sus anillos de madera seca,

las brozas impertinentes libradas

de las calles y aún pegadas

en la contera de caucho

y. también, si aún cuenta conmigo,

si me está esperando ahí como un pájaro

discreto y por ahora

sin dieta.

Paso junto a él y oigo, me parece

que lo oigo, un estertor

 

 

¿y qué atestigua?

¿O qué garantiza?

 

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