El Reina Sofía se llena para disfrutar de la magia celta de Carlos Núñez y su nuevo trabajo Celtic Sea

El teatro se llenó hasta el último asiento con un público entregado, que no solo disfrutó de la música sino que también participó activamente en un espectáculo que combinó tradición, innovación y una profunda conexión con las raíces culturales atlánticas.

Núñez explicó que Celtic Sea es fruto de la colaboración con Brittany Ferries, la compañía marítima que este año celebra su 50 aniversario. "Este trabajo es un homenaje a las rutas marítimas que durante milenios han conectado a los pueblos celtas del Atlántico. Es un himno a esa filosofía de vida compartida, siempre ligada a la magia del mundo celta", afirmó el artista.

El álbum, concebido como una sinfonía intercéltica, explora las profundas conexiones culturales que unen a las regiones atlánticas desde Galicia hasta Escocia, pasando por Bretaña e Irlanda. Con melodías inspiradas en instrumentos históricos y técnicas musicales ancestrales, Núñez propone un viaje en el tiempo y el espacio, entrelazando pasado, presente y futuro.

Carlos Núñez, acompañado de sus músicos habituales —el guitarrista Pancho Álvarez y el percusionista Xurxo Núñez—, además de Itsaso Elizagoien y María Sánchez al acordeón, ofreció un repertorio variado que comenzó con varios temas de Celtic Sea. Estas piezas, impregnadas de la atmósfera del mar y las leyendas celtas, transportaron al público a un universo de misterio y belleza.

El concierto continuó con una interpretación singular de villancicos populares, en un adelanto del concierto monográfico que el músico gallego ofrecerá en Barcelona a finales de año. Núñez explicó que estos villancicos, reinterpretados con un enfoque celta, buscan resaltar las conexiones culturales y musicales que trascienden fronteras.

Uno de los momentos más impresionantes del concierto fue cuando aparecieron una gaitera desde el centro del pasillo central de butacas, otra en uno de los palcos laterales y un gaitero en otro de los palcos, sorprendiendo al público y envolviendo con sus melodías la fantástica acústica del Reina Sofía.

A medida que avanzaba la noche, el repertorio incluyó piezas emblemáticas de su carrera, en las que destacó una interpretación solista de María Sánchez.. La velada culminó con danzas participativas, en las que el público no solo bailó desde sus asientos, sino que también subió al escenario para unirse a lo que el propio Núñez calificó como "un apocalipsis musical".

Durante el concierto, Carlos Núñez compartió reflexiones sobre la riqueza y diversidad del mundo celta. "La música celta es intergeneracional y atemporal; ha sido cultivada por bardos, trovadores, compositores clásicos y músicos contemporáneos. Hoy, en pleno siglo XXI, sigue siendo un viaje fascinante que conecta culturas y generaciones", señaló el artista.

El trabajo de Núñez en Celtic Sea también se inspira en instrumentos históricos como las liras atlánticas prehistóricas y en técnicas tradicionales como el bagpipe rhythm y el Scotch snap, que evocan las raíces más profundas de esta música. Su reinterpretación de melodías como el Alalá do Pindo, una pieza gallega con resonancias intercélticas, ejemplifica esta búsqueda por conectar lo local con lo universal.

Al término del concierto, Carlos Núñez descendió por el pasillo central del teatro para despedirse del público, agradeciendo su entusiasmo y dedicando tiempo a hacerse fotografías con quienes lo esperaban.