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Consumo

¿Ahorrar en Navidad sin sacrificar el buen jamón? Los fuera de norma pueden ser tu mejor opción

Redacción Miércoles, 06 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

A medida que se acercan las festividades más esperadas del año, son muchos los productos gourmet que ganan protagonismo, sin embargo, uno de los más destacados es el jamón ibérico

 

 

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Surge así la importancia de distinguir correctamente las categorías de este preciado producto. En un mercado en el que los términos "ibérico", “jamón de campo” o "fuera de norma" pueden confundirse fácilmente, especialmente durante la temporada navideña, es fundamental entender qué significa cada clasificación y cómo afecta esta distinción a la calidad final de los productos. Los jamones fuera de norma, aunque no cumplan con los requisitos legales para ser etiquetados como "ibéricos", pueden ofrecer igualmente una experiencia gustativa digna de las celebraciones.

 

 

¿Qué implica un jamón “fuera de norma”?

 

Cuando un jamón se considera "fuera de norma", significa que no cumple con alguno de los criterios legales establecidos para llevar el preciado sello "ibérico". Estos criterios pueden abarcar desde la raza del cerdo hasta su alimentación o su proceso de curación. En otras palabras, un jamón fuera de norma puede haberse elaborado a partir de cerdos que no son 100% ibéricos o que no han seguido la alimentación en dehesa que exige la normativa para obtener la designación "de bellota".

 

Sin embargo, como nos comentan desde Jamón Puro Bellota, quienes ofrecen tanto jamones ibéricos con denominación de origen como alternativas más económicas sin el sello de ibérico, esta clasificación no tiene por qué reflejar una baja calidad. En ocasiones, la diferencia entre un jamón ibérico y uno fuera de norma puede ser tan sutil como el cruce genético de un cerdo ibérico con una raza distinta o la alimentación complementada con piensos de calidad. Estos detalles, que a nivel legal impiden su denominación como ibérico, no necesariamente impactan en la experiencia de sabor, aroma o textura del producto final de forma significativa.

 

 

Evitar los engaños sin desprestigiar la calidad

 

Durante la campaña navideña, las ventas de jamones se disparan y, con ello, los intentos de algunos distribuidores por presentar productos fuera de norma como auténticos ibéricos. Para el consumidor, es esencial entender que la normativa española no solo clasifica los jamones según su calidad, sino que protege la autenticidad del término "ibérico". El objetivo de estas normativas es garantizar que los productos etiquetados como ibéricos realmente lo sean.

 

Cada jamón lleva una etiqueta de color que representa su tipo: precintos blancos para los jamones de cebo (alimentados con piensos), verdes para los de cebo de campo (una combinación de pasto y pienso), rojos para los de bellota (alimentados con bellotas) y negros para los jamones 100% ibéricos de bellota.

 

El precio del producto es una señal más que notoria para detectar engaños, hay que tener en cuenta que en el mercado de los ibéricos la regulación es muy exigente, y los precios de coste para las empresas son muy similares. Evidentemente, podemos encontrar ofertas en dichos productos, sin embargo, un precio significativamente inferior puede ser motivo de sospecha, ya sea de un producto robado o que simplemente no cumple con las exigencias de la normativa.

 

 

Una experiencia para el paladar sin exclusividades

 

En un país donde el jamón forma parte de la cultura culinaria y de las celebraciones, los jamones fuera de norma representan una alternativa que, en muchos casos, resulta atractiva para quienes buscan un jamón de buena calidad a un precio competitivo. Estos productos, que a menudo quedan fuera de la categoría ibérica por detalles mínimos, siguen siendo elaborados bajo altos estándares de curación y preparación.

 

Los jamones fuera de norma no compiten con el jamón ibérico 100% de bellota, cuya exclusividad y sabor distintivo lo convierten en una auténtica joya gastronómica. Sin embargo, ofrecen una alternativa de gran calidad para quienes desean disfrutar de un buen jamón sin el precio elevado que suele acompañar a los productos ibéricos. En un mercado cada vez más exigente y orientado a la autenticidad, estos jamones están ganando terreno entre consumidores que valoran tanto el sabor como la claridad en el etiquetado.

 

En otras palabras, cada vez más personas optan por ahorrar con este tipo de productos, pero siempre con conocimiento y transparencia, evitando caer en falsos apelativos que confundan al consumidor.

 

 

Elegir bien esta Navidad: saber leer las etiquetas

 

Para el consumidor, la elección del jamón puede ser tan compleja como una cata de vinos, donde cada variedad, denominación y origen aportan matices únicos. Durante las celebraciones, en las que las ofertas y promociones en jamones suelen abundar, es recomendable prestar atención a las etiquetas y a la procedencia del producto.

 

Los ibéricos vienen identificados con sus correspondientes etiquetas, así pues, si la pieza que pretendes adquirir no dispone de su correspondiente identificativo y están tratando de venderla como ibérico, lo más probable es que no sea así.

 

 

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