Día Sábado, 15 de Noviembre de 2025
Ángel Ferrero es un actor, empresario, director y productor teatral vinculado a Camarzana de Tera y consciente de la importancia de promover la cultura en el mundo rural
La historia que les vamos a contar transcurre en Benavente y Camarzana de Tera en un día de este mes de agosto. Sentados en un banco, de los Paseos de la Mota, Ángel Ferrero y la que suscribe este reportaje hablamos de la importancia de la cultura y del apoyo que merece. En Camarzana de Tera frente al Centro Social poníamos la mirada sobre cómo exprimir aún más su uso albergando relatos que cobran vida y que se llaman TEATRO.
Hace dos años y medio, en pleno camino a la vuelta a la normalidad tras la pandemia, hablamos con Ángel Ferrero, este madrileño pero camarzanés de corazón iniciaba una nueva aventura junto a sus socios Marcelo, Keka y Elisa llamada “El Pasillo Verde Teatro” una sala de teatro en el Paseo de la Esperanza de Madrid.
Verde y esperanza, podría decirse que son las palabras clave en el proyecto que rodea a Ángel y sus socios, aunque la COVID irrumpió con fuerza en su proyecto durante estos meses, que ya hace dos años y medio, han conseguido consolidar ese sueño en un proyecto sólido y que da espacio a multitud de compañías teatrales y formación de actores.
Ángel pisaba el escenario como empresario pero a lo largo de estos años también ha desarrollado su faceta como productor y director lo que le facilita la puesta en marcha de numerosos proyectos.
Teatro: De las grandes urbes al mundo rural
Madrid, es una de las ciudades españolas más importantes si nos referimos al teatro, entre las calles de esa urbe se disponen numerosas salas donde los espectadores y actores se sumergen conjuntamente en la historia debido a la cercanía entre el escenario y el patio de butacas.
Pero ¿es posible que una de estas producciones salga de esa sala y se represente en otra pero en el mundo rural? Para Ángel Ferrero es complicado “realmente el problema de las salas que nosotros gestionamos, es que la sala de teatro alternativo tiene muy pocas butacas y realmente sacar las producciones, ese tipo de producciones, fuera es muy complicado, o tienes que irte con algún tipo de subvención del ayuntamiento o de la comunidad autónoma a la que vayas a dirigirte. Este año, por ejemplo, con la última obra que he presentado, nos fuimos a Valencia y fue un éxito, pero fue un éxito que teníamos un poco como garantizado, porque la autora era valenciana, entonces jugábamos en su casa y era muy fácil llenar un teatro grande de 250 butacas, nos fue muy sencillo”.
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Aquí en Castilla y León se cuenta con la Red de Teatros promovida por la Consejería de Cultura que ayuda a garantizar la programación teatral, no pasa lo mismo con otras localidades rurales que durante el verano puede albergar algún tipo de espectáculo pero en el invierno las iniciativas culturales desaparecen “yo creo que es algo que los ayuntamientos no acaban de terminar de explotar las ofertas teatrales, el otro día, por ejemplo, una compañía me hablaba de una minisala de teatro que han abierto en la Sierra de Madrid, en un pueblo perdido en la mano de Dios, y dice que les va fenomenal, son una sala alternativa de 30 butacas que llenan todos los fines de semana a la que acuden toda la gente de los pueblos, es verdad que tienen una producción muy variada, hacen conciertos, hacen recitales de poesía, hacen teatro, hacen performance y están funcionando”.
“En plazas como Camarzana este año organizado un festival de rock y ha sido un éxito. Al final cuando innovas, triunfas” pero la visión de necesidad cultura cambia si lo ves desde fuera, en este caso Ángel viene de Madrid, y viene a Camarzana a Benavente donde tiene su familia y amigos valorando la importancia de la vida cultural “el teatro es pura vida, el teatro es una necesidad, si tú realmente se lo ofreces a la gente, la gente va a ir, sin ninguna duda”.
Dentro y fuera del escenario pero siempre teatro
Los inicios de Ángel fueron de actor, alguna aparición en series de televisión o anuncios, pero el susurro del Teatro le perseguía, seguro que embriagado por ese halo especial que tiene cada obra de teatro le llevó a centrar su carrera sobre el escenario.
Años como actor que han evolucionado a no solo empresario si no también como productor y director, una faceta que le apasiona “se vive de una manera muy emocionante la gente desde fuera siempre que ve un montaje teatral lo identifica más con los actores, pero realmente los actores no somos nada, sino una buena dirección. Entonces entras en el trabajo de un director, que es el que decide cómo se tiene que presentar ese proyecto. Me encanta, porque estoy descubriendo que de repente leo un texto, y yo decido cómo quiero contar ese texto, yo decido cómo quiero que el público vea mi propuesta y eso es súper bonito, porque tienes la libertad de influir en la gente que estás viendo, porque al final un autor intenta siempre dar un mensaje, pero tú puedes hacer hincapié en determinados aspectos que quieras recalcar de ese texto que estás trabajando”.
Ángel trabaja en la dirección de una nueva obra de teatro que fue muy popular en los años 2000 ‘El método Grönholm’ donde el autor catalán Jordi Galceran plantea un thriller con tintes de comedia que retrata un proceso de selección. Son cuatro candidatos que se reúnen en una habitación, en una sala de reuniones para pelear por un puesto de trabajo “es una historia muy bonita, muy dura, es un rollo un poco thriller también, pero que pone sobre la mesa cuáles son los límites de una empresa a la hora de hacer un proceso de selección, y también cuáles son los límites de los candidatos, hasta qué punto estamos dispuestos a hacer determinadas cosas por conseguir un puesto de trabajo. Entonces juegas con el límite de quién es el bueno y quién es el malo. La empresa está limitándose o no, o a lo mejor son los propios candidatos que se dejan y son capaces de pisarle la cabeza al contrario por conseguir un puesto”.
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El Pasillo Verde Teatro continúa alargando su camino
El Pasillo Verde Teatro surgió en el momento de pandemia de la COVID “fue el empujón que necesitábamos” indicaba Ángel Ferrero. Y tras estos años han aprendido a gestionar los contratos con las compañías teatrales y a la vez dar respuesta a las obligaciones fiscales que requiere una empresa.
Pero el sector cultural fue el que más se resintió tras la pandemia, pero después de casi cuatro años se puede decir que ¿se ha llegado a recuperar? “Sí, yo creo que el sector se ha recuperado, pero ha habido salas que no han podido sobrevivir. Ha habido muchas salas que han tenido que cerrar. Sé que hubo ayudas, intentos de ayudas a este tipo de salas, pero no sé cómo funcionaron realmente, nosotros abrimos después pero sí que hubo intentos de ayuda por haber estado tanto tiempo cerrados”.
Y esas ayudas ¿realmente ayudan? “Si te la conceden, sí hay ayudas. Creo que el tipo de cultura que nosotros movemos sin ayudas es muy complicado. Realmente la cultura siempre, siempre ha necesitado de mecenas. La cultura, la arquitectura, a lo largo de la historia siempre ha necesitado de mecenas. Entonces no es que seamos una cosa extraña ahora, es que somos un tipo de expresión cultural que si no nos ayudan quién sea, en este caso el ayuntamiento o las comunidades, no tenemos futuro. Creo que hay que apoyar en ese aspecto a la cultura, a lo mejor hay gente que no opina como yo, pero realmente prácticamente todas las salas de teatro alternativo buscan las ayudas gubernamentales, que como realmente toda la parte cultural está ya cedida a las comunidades autónomas, depende de las comunidades autónomas. Realmente la labor del Ministerio es más de buscar que haya interrelación entre comunidades autónomas, que las compañías puedan ir navegando en diferentes comunidades y te reciban ayudas para poder presentar su trabajo a nivel estatal ”.
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El teatro de aficionado, fundamental en el tejido cultural
Hemos hablado en términos de profesionales, enfocando el teatro como un negocio, pero no podemos obviar el teatro de aficionado. Dentro del espacio del Pasillo Verde también tienen una escuela de actores de la que se encargan sus socias “tenemos otras escuelas que trabajan con nosotros. Hay muchísima de gente que hace teatro, pero no a nivel profesional, simplemente por placer, por el placer de vestirte, de ponerte en la piel de otra persona, de hacer cosas distintas.
Igual que hay gente que le encanta hacer running, hay muchísima gente que le gusta hacer teatro. Entonces el teatro a nivel aficionado también es fundamental en el tejido, porque además no sabes de esa parte de aficionados quién puede de repente destacar o crear algo que pueda surgir. La creación colectiva en el teatro también es muy importante”.
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