Del Martes, 23 de Septiembre de 2025 al Martes, 30 de Septiembre de 2025
Ambos autores comparten una segunda entrega de los libros de poesía "Limitación del vuelo" de Ezequías Blanco y "Amenaza en la fiesta de Tomás Sánchez Santiago
Ezequías Blanco, nacido en Paladinos del Valle, Zamora, en 1952, es un autor versátil que se mueve con destreza entre la poesía y la prosa, creando una obra literaria rica y variada. Con siete libros de poemas y otros tantos en prosa, Blanco ha demostrado una capacidad excepcional para explorar diferentes géneros y estilos.
Blanco, de visita en Benavente esta semana, ciudad en la que el autor tiene muchas vivencias y recuerdos, nos presentó, posiblemente con la misma ilusión que cuando publicó su primer poemario "Limitación del vuelo" en 1979, siendo un joven de veintitantos años en Salamanca, esta nueva edición cuasi facsímil, prácticamente idéntica a la original.
Este primer poemario es una obra destacada tanto por su contenido como por su formato, apareciendo junto a un libro del poeta zamorano Tomás Sánchez Santiago en una edición compartida en un original formato con las portadas invertidas. Este libro comienza con un poema que invoca a Faetón e Ícaro, figuras mitológicas que simbolizan la osadía y el fracaso, y concluye con un inquietante epílogo simbolista titulado "Interior que juzga".
"Limitación del vuelo" se caracteriza por su versatilidad temática y su maestría en la versificación. Desde la reflexión filosófica hasta la elegía, Blanco aborda diversos temas con una profundidad y elegancia que sorprenden. Su uso del endecasílabo blanco, una métrica compleja, demuestra su destreza técnica y su sensibilidad poética.
La formación académica de Blanco y sus influencias literarias, entre las que se cuentan Aníbal Núñez y Luis Javier Moreno, se reflejan claramente en su obra. Esto es especialmente evidente en su publicación de 1999, "Archivo de imágenes-Imágenes de archivo (1974-1979)", que reúne tres libros escritos antes de "Limitación del vuelo". En estos textos, se percibe el rigor formal y el ingenio creativo que caracterizan su poesía.
A lo largo de su carrera, Blanco ha seguido enriqueciendo su producción poética con libros como "Palabras de la sibila" (1992), "En medio del desierto" (1996), "Los caprichos de Ceres" (2007), y "Objetos del amor lejano" (2005), entre otros. Cada uno de estos libros aporta nuevas facetas y matices a su obra, demostrando una evolución constante y una profunda conexión con la tradición poética.
La publicación de "Una ceja de asombro" consolidó aún más su reputación, con poemas que combinan inteligencia y gracia verbal, manteniendo siempre una conversación íntima con el lector. Más recientemente, Blanco ha continuado su labor creativa con "La realidad desentendida", una antología editada por la Diputación de Salamanca, y otros dos libros de poemas, "Tierra de luz blanda" y "Algo tendrá que ver el cine", publicados por Los libros del Mississippi.
Actualmente, Ezequías Blanco trabaja en un libro de microrrelatos titulado "De la pena nace la risa" y en dos nuevos poemarios, "Sombra son de la escritura" y "Todos están en la colina (Elegías)", lo que promete seguir ampliando y enriqueciendo su ya impresionante legado literario.
En resumen, Ezequías Blanco es un autor cuya obra merece ser leída y estudiada por su profundidad, versatilidad y maestría técnica. Su capacidad para mezclar géneros y estilos, junto con su talento innato para la poesía, lo convierten en una figura imprescindible en la literatura contemporánea.
Tomás Sánchez Santiago (Zamora, 1957). Poeta. Toda su obra, tanto la poética como la escrita en prosa, está atravesada por la luz indecisa de la memoria y la imaginación como otra forma de conocimiento. En 2019 se reunió toda su poesía bajo el título Este otro orden (Ed. Dilema). En ocasiones, esa misma escritura aparece más o menos larvada en forma de anotaciones de carnet, con apariencia de diarios de diversa índole; todos ellos se han reunido en El murmullo del mundo. (Anotaciones 1984-2016) en la editorial Trea.
En prosa ha publicado Calle Feria y Años de mayor cuantía. Es coautor, junto a la fotógrafa Encarna Mozas, de Interior Acuario (Eolas, 2016); y con esa misma artista viene publicando regularmente «Los cuadernos pálidos» en «El Cuaderno», edición digital. Abordajes (2020) es una miscelánea de intervenciones suyas en torno a la lectura, la enseñanza de la literatura o asuntos de arte. Delicada Delhy (Los Papeles de Brighton, 2021) se aproxima a la obra y la personalidad de la pintora Delhy Tejero. La editorial Eolas ha publicado en 2021 Cerezas en el escondite, artículos escritos para El Norte de Castilla entre 2011 y 2020.
Es miembro del Seminario Permanente «Claudio Rodríguez», con sede en Zamora. Últimamente ha publicado un delicioso librito en prosa titulado La belleza de lo pequeño y acaba de salir su poemario El que menos sabe (editorial Eolas, León, 2024).
CODA para "Una ceja de asombro", por Manolo Romero
Ezequías Blanco tiene dos bases y varias caras laterales (esa es la definición del prisma); dos bases de expresión literaria: una poética y otra muy distinta en prosa, y las caras laterales que las unen, rodean e intercambian fluidos y reflejos. Lleva escritos siete libros de poemas y otros tantos en prosa (relato, novela, ensayo...).
Su primer poemario publicado, Limitación del vuelo, aparece en Salamanca (1979), en una curiosa edición siamesa con otro libro de otro poeta zamorano, Tomás Sánchez Santiago.
Limitación del vuelo comienza con un poema invocatorio a Faetón y a Ícaro, que se achicharraron en sus vuelos, con un guiño a Virgilio, por la temática, y otro por la forma al Barroco culterano en el último verso: no por la Gloria sí por la Osadía. Y termina con un sintético epílogo simbolista, un poema de un solo verso, una rúbrica inquietante, que se titula Interior que juzga: «Una mosca en laberinto & espejos...».
El libro limita su vuelo al Este con un poema remedando a un clásico latino y al culteranismo barroco y al Oeste con un ingenioso alarde de esencia. Son las fronteras de este primer poemario publicado por Ezequías Blanco; dentro, un jardín temático, desde la reflexión filosófica a la elegía y otras manifestaciones poéticas, magistralmente resuelto.
Solo con que hubiera escrito este libro, merecería un lugar en la Historia de la Poesía, como los poetas precoces que asombraron con sus primeras manifestaciones, porque como a ellos se le aparece el extraño fenómeno de la inspiración y, como en ellos, tiembla el milagro de la poesía lírica por obra y gracia de su oficio expresivo. La mayoría de los poemas, articulados en endecasílabos blancos, se diluyen en tonos afinadísimos, contenidos de hojarasca retórica.
En su formación académica metabolizó bien sus lecturas y tuvo buenos consejeros, como se demuestra en una publicación de 1999, Archivo de imágenes-Imágenes de archivo (1974-1979), compuesta por tres libros anteriores a Limitación del vuelo donde se nota bien el ejercicio en la esgrima de la versificación, los experimentos formales y también los veneros de influencia que desembocan en su aljibe: la mitología clásica, las corrientes barrocas, el romanticismo, el neopopularismo, las vanguardias, el culturalismo...
Este libro está dedicado a dos grandes poetas y compañeros a quienes considera sus mentores: Aníbal Núñez y Luis Javier Moreno y al hermano de leche (literaria): Tomás Sánchez Santiago.
Esa poesía entreverada de emociones y de ingenio, cambiante de facetas formales y temáticas, se va enriqueciendo en libros sustanciosos como Palabras de la sibila, 1992, En medio del desierto, 1996, Los caprichos de Ceres, 2007 (Premio nacional de Poesía «Ciega de Manzanares», 2003), Objetos del amor lejano, 2005... hasta llegar a estos poemas conversacionales, susurrados, llenos de inteligencia y gracia verbal, como el lector habrá podido comprobar, de Una ceja de asombro.
RECORRIDO por Tomás Sánchez Santiago
De improviso, alguien te invita a volver la cara y contemplar desde una lejanía aturdida aquello que, regido por la temeridad o el desconocimiento, acabó por configurar el destino de uno mismo. Es lo que acaba de ocurrir con la propuesta de reedición de este libro bífido (Ezequías Blanco siempre lo denominó ‘jano’, con otra voluntad de precisión) que vuelve a emerger con extraña gracia retrospectiva. También con cierta inquietud porque, más de cuarenta años después, aquella escritura se le antoja a uno llena de algo parecido a una arrogancia poética. Dicho de otro modo, leo esos poemas de Amenaza en la fiesta y compruebo que estaba demasiado seguro de lo que dudaba. Y eso basta para mirar con piedad y cierta autocompasión los poemas que reuní bajo ese título que ya era una premonición del sentido de inminencia que acecha, en opinión sostenida hasta ahora, a todo ser.
Y es que, en efecto, lo que vino después de este libro de 1979 fue una ratificación de lo que ya se contenía larvado en esta obra primeriza: la búsqueda en los hechos de la vida de una profundidad que fue amasándose a su manera en el lenguaje singular de la poesía. La combinación de experiencia y reflexión, junto a una posición crítica ante los engranajes que conforman el orden de la existencia, estuvo al frente de los libros posteriores: La secreta labor de cinco inviernos (1985), Vida del topo (1992) y En familia (1994) responden a ese interés por desvelar estratos ocultos o desatendidos que pudieran explicar ese otro sentido de la vida, la propia y la de los demás. Más adelante, en 2006, El que desordena tiende decididamente, al menos en la sección titulada «Seguro en la extrañeza», hacia una radicalidad en la consideración del poeta como alguien cuya misión es no obedecer. Por fin, Pérdida del ahí (2016) persistía en esa suma de preocupaciones que hacen de la poesía un ejercicio que aspira a mantener un lenguaje sostenido por una tensión vital, la misma que asiste a quien la escribe.
Visto todo con la perspectiva de los años, quiero creer que aquellos poemas de Amenaza en la fiesta tienden puentes entonces no sabidos hacia lo que vino después; así que no debería extrañar que pudiera establecerse un mapa de oscuras relaciones entre poemas distantes, cobijados bajo tres o cuatro ejes dominantes que se vinieron repitiendo con las modulaciones que la vida trae consigo. Tal vez esto pueda dar sentido a desenterrar ahora aquellos manoteos iniciales que ya volvieron a aparecer con alteraciones y supresiones en la reunión de la poesía que he llegado a escribir (Este otro orden, Ed. Dilema, 2019). Confiemos en que sea así. T.S.S.
León, 3 de febrero de 2024
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