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Homenaje

Vidal Aguado Seisdedos: Homenaje de la Asociación San Crispín a un guardián del patrimonio de Benavente

Redacción Lunes, 01 de Julio de 2024 Tiempo de lectura:

El pasado jueves tuvo lugar en la Casa de Cultura La Encomienda una charla coloquio organizada por la Asociación San Crispín en la que participaron José Carlos Guerra y Juan Carlos de la Mata, acompañados de José Luis Jiménez

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El pasado jueves, Benavente acogió una charla coloquio para conmemorar la figura del sacerdote e investigador local Vidal Aguado Seisdedos, quien vivió entre 1926 y 1999. El evento, que tuvo lugar en el Centro de Estudios Ledo del Pozo, reunió a historiadores y amigos que compartieron recuerdos y anécdotas sobre su vida y obra, un evento organizado por la Asociación San Crispín al que asistieron familiares del sacerdote, entre los que se encontraba un hermano.

 

Juan Carlos de la Mata Guerra, historiador benaventano y uno de los albaceas del testamento de Aguado, inauguró la sesión con una presentación de diapositivas que repasó los momentos más destacados de la historia del sacerdote. De la Mata destacó que Vidal Aguado provenía de una familia cristiana tradicional, con varios miembros dedicados a la vida religiosa. Subrayó su carácter fuerte pero encantador y tolerante, así como su insaciable curiosidad por el conocimiento.

 

De la Mata también señaló la importancia de Aguado en la recuperación y publicación de los privilegios reales de la villa de Benavente. Gracias a su dominio de la paleografía medieval, Aguado valoraba y cuidaba el patrimonio de la ciudad. Recuperó las ordenanzas de la villa del siglo XVII y las legó al Centro de Estudios Ledo del Pozo, que a su vez las donó al Ayuntamiento de Benavente. Además, localizó el sello concejil de Benavente del siglo XIII en Astorga y fue clave en la creación de la revista Brigecio, entre otras muchas aportaciones a la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad. Lo definió como un conservador amante de la tecnología, con una visión tolerante y una innata curiosidad que le ganó el respeto de la comunidad.

 

 

El artista benaventano José Carlos Guerra, que tuvo una estrecha relación con Aguado, relató varias anécdotas. Recordó cómo el sacerdote siempre estaba pendiente de lo que encontraba en el suelo, reflejando su constante curiosidad. Guerra destacó la amabilidad de Aguado y su capacidad de persuasión, logrando incluso que las obras de Fray Toribio de Motolinía fueran traducidas al japonés.

 


José Luis Jiménez, secretario de la Asociación San Crispín, también habló de su relación con el sacerdote, describiendo los momentos compartidos como inolvidables. Jiménez resaltó el carácter tradicional de Aguado, pero también su amor por lo moderno y la tecnología

 

Durante el coloquio, Jiménez expresó su deseo de celebrar el centenario del nacimiento de Aguado en 2026, destacando su generosidad con Benavente y su ambición de que la ciudad tuviera un museo, para lo cual legó valioso material.

 

La charla concluyó con un cálido aplauso de los asistentes, que reconocieron la valiosa contribución de Vidal Aguado Seisdedos a la historia y cultura de Benavente. Su legado sigue vivo, inspirando a futuras generaciones a valorar y preservar el patrimonio de la ciudad.

 

 

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Biografía de Vidal Aguado Seisdedos, realizada por Emiliano Pérez Mencía y publicada en la revista Brigecio del Centro de Estudios Ledo del Pozo

 

El día 22 de marzo de 1999 fallecía en León, después de una larga enfermedad, soportada con sorprendente paciencia, D. Vidal Aguado Seisdedos, sacerdote e investigador local.

 

Nació en Benavente el 25 de mayo de 1926. Realizó sus primeros estudios en las escuelas de La Encomienda de San Juan y en el Colegio Virgen de la Vega, que, en aquellos años, dirigía D. Sergio Pérez de Villalaín.

 

Posteriormente ingresó en el Seminario de San Froilán de León, para comenzar sus estudios sacerdotales. Allí vivió precisamente los años posteriores a la guerra civil, con todo lo que de dureza trajo consigo aquel momento de la vida española.

 

Se ordenó sacerdote en 1950. Iba a cumplir, por lo tanto, el próximo año 2000, sus bodas de oro sacerdotales (cosa que él recordaba con frecuencia) y vivió intensamente sus 49 años de sacerdocio, como persona inquieta que era, preocupado por muchos temas y embarcado en numerosos proyectos.

 

Al pertenecer Benavente a la diócesis de Oviedo su primer destino como párroco-ecónomo fue Alevia (Asturias), en donde vivió y ejerció su ministerio sacerdotal durante siete años. ¡Cuántas veces le oímos repetir, con orgullo, que con él desaparecería el último cura de Oviedo en Benavente!

 

Desde Alevia atendía también a los pueblos de Norganes y Siejo. Alevia es un pueblecito muy cerca de Panes, emplazado en una altura considerable, desde la que se divisan los valles de los ríos Cares y Panes, pueblos y paisajes de gran belleza y sugerencias espirituales. No nos extraña que Vidal recordase con frecuencia a Alevia y a sus alrededores y que para Alevia, su primera parroquia, fuese uno de sus últimos recuerdos poco antes de su muerte.

 

Tenemos que pensar que Alevia le impresionó y que allí vivió intensamente su soledad y se forjó en esa soledad, que compartió con su trabajo, como sacerdote primerizo, no exento de problemas y dificultades.

 

Después fue destinado durante otros cinco años a la parroquia de Ruenes (Asturias), muy cerca de Alevia, en la misma ribera del río Cares, y desde donde atendía los pueblos de Cárabes, Oceño y Rozagas.

 

Pasó Vidal trece años en Asturias, años que dejaron en él una profunda huella. Trabajó mucho en sus parroquias, con los niños y con los mayores, en la catequesis y en la escuela, pues, con frecuencia sustituía o ayudaba al maestro en sus tareas de clase.

 

Pero tenía tiempo suficiente, ya que sus feligreses no eran muchos, para dedicarlo a completar su preparación y a dedicar algún tiempo a sus aficiones que, con toda seguridad, no partían de allí sino de su preparación en el Seminario de León, en donde se exigía y se enseñaba, en medio de aquella vida de internado regida por las normas tridentinas.

 

Y fue allí, en Asturias donde comenzó a desarrollar sus aficiones a la fotografía, a la historia, a la arqueología, a los libros, al arte y a todo aquello que contribuía a llenar de contenido espiritual el tiempo libre de que disponía.

 

Pero un alma inquieta como la suya no podía conformarse con aquella situación, aunque fuese de su agrado. Había otras muchas gentes y pueblos que necesitaban de su trabajo y dedicación sacerdotal. Y decide marcharse a Argentina en donde desempeñó su trabajo como sacerdote durante diez años en las parroquias de Pilar, Tigre, Matheu y Limier, de la provincia de Buenos Aires. Muchos años después, ya en Benavente, guardaba celosamente —y degustaba de vez en cuando— su bola de mate y, como buen comedor, añoraba los bifes y los churruscantes chincholines porteños.

 

Allí tuvo que trabajar mucho más aún, debido a la escasez de sacerdotes y el excesivo número de feligreses, a los que tenía que atender en sus parroquias. Sus escritos, referencias y recuerdos de Argentina eran constantes. Tampoco allí abandonó sus aficiones y, cuando el tiempo y el trabajo se lo permitían, viajaba, hasta recorrer casi todo el país, como nos lo demuestra el abundante material fotográfico que tenía.

 

En el año 1970 regresa a España, instalándose en Benavente en donde seguían viviendo sus padres. Fue nombrado coadjutor de la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen de Renueva y posteriormente capellán del Hospital Comarcal hasta su jubilación.

 

En Benavente también impartió clases de Religión en el Colegio de San Vicente de Paúl y en el I. E. S. "León Felipe", en el que ejerció también de Director Espiritual.

 

Me resulta difícil resumir en breves líneas la figura de Vidal, pues su vida está cargada de acontecimientos y vivencias personales, de lo cual somos testigos quienes convivíamos habitualmente con él.

 

Era sacerdote, sí, ante todo y sobre todo, formado en los años de la postguerra, cuando en los seminarios la vida era dura y muy disciplinada y hasta con deficiencias en la alimentación, como él comentaba en algunas ocasiones. Pese a todo esto, del Seminario salió con una sólida preparación en Teología, Biblia y Catequesis y con los rudimentos de lo que más tarde serían algunas de sus aficiones: un gran aprecio por el Arte, la Historia y la Paleografía.

 

Sacerdote culto y amante de la cultura y de todo lo que esta palabra encierra. A la cultura suya y también de los demás dedicó Vidal muchas horas. De ahí su bochorno y su ardua labor en ordenar y clasificar —en gran medida, salvar— el desbarajuste del Archivo Municipal, durante largo tiempo arrumbado en un bajo de la C/ La Mota. Con sus escasos medios, sin embargo, y su denodada voluntad y saber, prestó buena ayuda a cuantos curiosos e investigadores deseaban realizar trabajos sobre Benavente.

Presidente durante muchos años de la Asociación Cultural "Motolinía", se encargaba de organizar sus actividades. Una de ellas fue la celebración del VIII Centenario de la muerte de Fernando II. Pero, sobre todo, se empeñó en dar a conocer la figura de Fray Toribio de Benavente "Motolinía", para lo cual escribió numerosos artículos en el periódico provincial, "El Correo de Zamora", e incluso publicó un pequeño libro sobre su biografía con motivo del V Centenario de su nacimiento: Fray Toribio de Benavente "Motolinía", Benavente 1989.

 

Fue también uno de los promotores del Grupo Filatélico y Numismático de Benavente. Vocal de su Junta Directiva desde su fundación en 1981 y colaborador habitual en cuantas actividades desarrollaba el Grupo todos los años. Una de ellas, de gran importancia para la ciudad de Benavente, fue la solicitud y concesión, en el año 1991, de un sello de Correos dedicado a Fray Toribio "Motolinía", dentro de las emisiones que se realizaron ese año con motivo del VI Centenario del Descubrimiento de América.

 

En el año 1989 colaboró en la preparación y redacción del primer número de la revista Brigecio, a partir de la cual y bajo los auspicios de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento se fraguó la idea de la creación de un Centro de Estudios en Benavente.

 

Conocí a Vidal en el año 1974, a los pocos años de mi llegada a Benavente. He de confesar que con él me aficioné a la Arqueología, fruto de nuestros viajes y paseos por los campos y pueblos de esta comarca. Pero con él también pasearon y compartían aficiones parecidas Fernando Regueras, Juan Carlos de la Mata, Nicasio Rodríguez, Ernest Loewinshon, Julián Cachón y muchos otros, que disfrutaban de las indicaciones y comentarios que hacía.

 

A partir de 1976 y fruto de esos paseos por la comarca fuimos dándonos cuenta de la gran riqueza arqueológica que poseía. Se empezaron a documentar numerosos yacimientos prerromanos y romanos por los variados hallazgos de superficie que rastreábamos.

 

Hay que reconocer que algunos de los profesores, curiosos o aficionados, que se interesan por estos temas en Benavente y Comarca se iniciaron con Vidal Aguado y con­taron siempre con su orientación. Buena parte de su labor se encuentra recogida en fichas, inéditas, a la espera de su aprovechamiento por los investigadores. Sabedor ya de su fatal y próximo desenlace, todavía en el verano del noventa y ocho estaba seriamente interesado en realizar un estudio (con F. Regueras) sobre el pasado visigodo de estas tie­rras a partir de las referencias del Parroquial suevo, noticias de cecas y recientes hallaz­gos arqueológicos. Su deseo, sin embargo, no cumplido todavía, hubiera sido que en Benavente se crease un Museo Arqueológico, que congregara las numerosas piezas en manos hoy de particulares, y un Archivo, al servicio de los estudiosos

 

Su intervención en Congresos no estuvo nunca orientada a engrosar un curriculum académico, que tampoco le preocupaba, porque su verdadera voluntad intelectual era menos de capilla que de foro, dirigida al mayor pleno posible de oyentes o lectores. Aún así conviene recordar su participación en algunos.

Poco después de que N. Rodríguez localizara en la finca denominada "El Priorato", término de Milles de la Polvorosa, el famoso Miliario de época de Nerón, hoy en el Museo de Zamora, fue Vidal el primero en estudiar el epígrafe y presentar una comunica­ción en el Congreso que se celebró en Astorga con motivo de la conmemoración del

 

También participó con la comunicación "Comentarios sobre la Red Viaria zamorana en la región de Benavente" en el I Congreso de Historia de Zamora, Zamora (1988) 1990, Tomo 2, pp. 5525-538.

 

Las vías romanas de la zona fueron uno de los temas que más apasionaron a Vidal y, hasta no mucho antes de su muerte, actividad insaciable que llevó a cabo con su amigo E. Lowhinson acompañado otras veces por N. Rodríguez y por mí mismo. En estas "excursiones arqueológicas" —como habría dicho su admirado V. Sevillano, a quien visi­taba periódicamente en Villalazán— congeniaba Aguado el gusto por el paseo y el placer del paisaje, sin olvidar la plática amistosa y el sabor gastronómico de la tierra. Conoce­dor de la reproducción del mal que le llevó a la tumba, se desbordaba cada atardecer, durante los últimos tiempos, en contemplar, donde fuese, la caida del sol, íntimo presa­gio, tal vez, de su propio acabamiento.

 

El año de 1993 participó en el Congreso Jacobeo, celebrado en Orense —en cuyo monasterio de Osera pasó algunas temporadas estivales— con la comunicación "El Cami­no de Santiago por la Vía de la Plata en la región de Benavente", Actas del Congreso sobre el Camino de Santiago, Orense 1994, pp. 155-163.

 

Vidal colaboró asimismo con el Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo" a partir de 1990 en que se creó y comenzó a funcionar definitivamente. Con nosotros publicó "El sitio de Benavente por el duque de Lancaster y el rey Joño 1 de Portugal", Brigecio 3, 1993, pp. 155-173. Actualmente estaba ultimando una biografía del doctor J. Ledo del Pozo que se completará tan pronto como sea posible para que, como prólogo, acompañe a la reedición facsimilar de La Historia de la nobilísima villa de Benavente, de nuestro autor epónimo.

 

Pero fue en el año 1996 cuando el Centro de Estudios publicó la obra Privilegios Reales de la Villa de Benavente. (Siglos XII-XIV) cuyos autores son Vidal Aguado Seis-dedos, Pascual Martínez Sopena y Rafael González Rodríguez. Vidal tenía transcritos, desde sus años como encargado del Archivo Municipal, gran parte de los documentos, trabajo que revisó con ocasión de esta edición, realizada a iniciativa de su gran amigo Julián Cachón, Presidente del Círculo de Benavente y de la directiva del Centro de Estu­dios, contando para la misma con el apoyo económico del Ayuntamiento de Benavente y numerosos suscriptores.

 

A Vidal le gustaba viajar y plasmar en fotografías o diapositivas aquellos lugares que visitaba. Y en sus viajes unía lo religioso con lo artístico, arqueológico o, simplemente, la contemplación del paisaje y la naturaleza, sin menospreciar la cultura gastronómica. Todo contribuía a su deseo de saber y sorprenderse con cosas nuevas. Su estancia en Argentina le brindó la oportunidad de conocer casi todos los países del Cono Sur. Recorrió España de cabo a rabo, aunque sus preferencias se decantaron siempre por el NO peninsular, de vie­jos recuerdos estudiantiles y pastorales. Como buen mediterráneo visitó Portugal, Italia, Grecia, Turquía, y también el Próximo Oriente: Jordania, Israel y Egipto.

 

Clérigo culto, preocupado por su tierra, que saboreó mejor conociendo otras, bonda­doso, en ocasiones terco, pero siempre entusiasta y amigo. Los que convivimos con él desearíamos se transmitieran a los demás sus firmes convicciones pues así creemos que debe ser la vida, prolongación en el espíritu y en el recuerdo de los valores de aquellas personas que nos precedieron.

 

En sus últimos meses de vida, por disposición testamentaria, legó al Centro "Ledo del Pozo" todos sus materiales bibliográficos, fotográficos, arqueológicos e informáti­cos: varios miles de publicaciones, diapositivas y fotografías, objetos, todavía en proceso de  clasificación. Legado que para el "Centro de Estudios Benaventanos" es compromiso con su ejecutoria en pro de nuestra cultura y responsabilidad en su decoro, a falta de un espacio estable donde depositar tan generosa entrega.

"Accipe fraterno multum manantia fletu

atque in perpetuum, frater, ave atque valde"

(Acepta nuestras ofrendas empapadas en el llanto fraterno y para siempre, hermano, salud y adiós)

(Cat. 101. 9-10)

 

 

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