Santiago Llamas, un librero de profesión que se resiste a que la jubilación ponga fin a una trayectoria familiar desde el siglo XIX

 

 

A pesar de ello, Llamas se resiste al cierre del establecimiento, confiando en que alguien pueda continuar con el oficio de librero, como a él le gusta llamar su trabajo.

 

Hemos tenido la oportunidad de hablar con Santiago Llamas, quien ha estado al frente de este establecimiento desde 1991, continuando un legado familiar que comenzó con su abuela Martina en 1890. Martina fue una emprendedora que inauguró la Expendeduría nº 1 de Tabacos y Timbres del Estado, siendo la primera Administración de Loterías de Benavente. A ella le sucedió su tía Nena, hasta que en 1973 su padre Alfonso Llamas transformó el negocio en una librería.

 

Santiago, quien comenzó a trabajar en el negocio a una edad temprana, recuerda con nostalgia los días de cambios y descubrimientos en la década de los 70, siendo un adolescente que creció entre el olor a papel impreso, lápices y gomas de borrar, forjando una profesión que le ha marcado la vida. “Ser librero es una de las cosas más maravillosas que me ha podido ocurrir en la vida”, dice Santiago, quien también asegura que de no haber sido librero no sabe cuál podría haber sido su ocupación.

 

 

 

Santiago comenta en esta entrevista que uno de los mayores desafíos para la librería ha sido adaptarse a los cambios en los hábitos de lectura y la irrupción de la tecnología. Con la llegada de los libros electrónicos y las ventas en línea, el panorama del mundo editorial ha experimentado transformaciones significativas. Sin embargo, la librería Alfonso ha mantenido su esencia como un refugio para los amantes de los libros, ofreciendo una cuidadosa selección y un trato personalizado a sus clientes. Para Santiago, la informática ha llegado para ayudarles y han tenido que adaptarse, gracias a la ayuda de su mujer y su hija. No ve al libro electrónico como un enemigo; le parece peor enemigo Amazon y otras grandes plataformas.

 

Santiago destaca la diferencia entre comprar un libro en una librería o adquirirlo por Internet. Habla en esta entrevista de “lo maravilloso que es acercarse a una librería, poder oler las tintas, poder ver más de un libro, no solamente el que clicas y te mandan al día siguiente. Visitar una librería te permite dar una vuelta por ahí, incluso encontrarte con algún amigo y conversar, incluso de libros”, dice Santiago, manteniendo una firme apuesta por la cercanía y el contacto humano que ofrecen las librerías.

 

A lo largo de los años, la librería ha sido testigo de momentos memorables, desde la visita de reconocidos autores, destacando especialmente a Gustavo Martín Garzo, del que Santiago resalta su sencillez, “transmite calma, tranquilidad”. Santiago comparte en esta entrevista algunas anécdotas, como la de aquella clienta que se sorprendía porque Agatha Christie seguía escribiendo libros incluso después de su muerte.

 

 

JUBILACIÓN

Sin embargo, con la jubilación de Santiago Llamas en el horizonte y la ausencia de una sucesión generacional que pueda hacerse cargo de la librería, la continuidad de la misma se ve amenazada. Por ese motivo, Santiago, quien no quiere ver cerrada la librería, mantiene la esperanza de encontrar a alguien interesado en recoger el testigo y preservar la historia de este establecimiento, que está en pleno funcionamiento, con una sólida base de clientes, situado en un lugar privilegiado en el centro de la ciudad de Benavente.

 

La Librería Alfonso agradece a todos sus clientes la fidelidad que le han mostrado a lo largo de su trayectoria y abre sus puertas en busca de alguna persona emprendedora a la que le apasione el mundo del libro y esté dispuesta a dar continuidad al oficio de librero. Para Santiago, sería la mejor forma de poner fin a su trayectoria profesional como librero, viendo que la cultura que envuelve al mundo de los libros sigue ofreciendo en Benavente un lugar donde encontrarla.