Teatro Corsario revive 'El Alcalde de Zalamea' en el Reina Sofía, una reflexión Calderoniana sobre los valores de justicia y honor que sigue de actualidad

“Al Rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios”

Esta poderosa frase, pronunciada por el talentoso actor Carlos Pinedo, representando a Don Pedro Crespo, encierra la esencia misma de la obra maestra que anoche en el Reina Sofía cautivó al público. Se trata del "El Alcalde de Zalamea", una de las obras más conocidas y representadas del Siglo de Oro de la literatura española, escrita por Calderón de la Barca.

La presentación de la obra proporcionó una visión compleja de conceptos como el honor, la justicia y la dignidad, los cuales siguen siendo temas relevantes en la actualidad.

Hoy por hoy, cuestiones éticas como estas siguen estando tan vigentes como cuando fue por primera vez representada esta obra a principios del siglo XVII.

Con el despojo de la integridad humana también se mata, como pasó con la hija del alcalde Isabel. Aquí, en España, el reciente asesinato de la mujer del municipio malagueño de Pizarra a manos de su expareja también es una gran injusticia. Por desgracias como estas, obras como la del alcalde de Zalamea sigue siendo atemporal.

Actuación

La compañía Corsario demostró su fidelidad al desempeño de las obras clásicas, respetando la precisión del verso. El duelo actoral de Carlos Pinedo y Alfonso Mendiguchía ofreció unas interpretaciones extraordinarias, transmitiendo un intenso combate de emociones, forjando la fuerza necesaria para dar forma a los personajes y sus dilemas morales.

De su lado, Blanca Izquierdo conmovió a los espectadores con su monólogo desgarrador y conmovedor después de perpetrado el ultraje por el capitán Álvaro de Ataide, cuya representación a cargo de Raúl Escudero destacó, no dejando ninguna duda sobre ser el malo de la historia calderoniana.

No podemos dejar de mencionar la interpretación de Pablo Rodríguez y de Javier Bermejo; el primero impregnaba de aires cómicos la escena, y el último mostró sagacidad actoral y furor en su personaje.

En general todas las actuaciones estuvieron medidas y equilibradas, sin excesos de histrionismo, lo que contribuyó a una experiencia teatral impactante.

La dirección escénica de Jesús Peña fue evidente en una puesta en escena equilibrada y emocionante, que permitió un ejercicio de condensación y respeto al texto original de Calderón de la Barca.

La escena de la lucha de esgrima fue uno de los momentos más sobresalientes de la obra.

La sobriedad marcó el desarrollo de la representación, permitiendo que la intensidad dramática fuera el foco principal, manteniendo un desempeño sólido y cohesivo, contribuyendo a crear una atmósfera teatral envolvente y creíble.

 Esa moderación también fue seguida por el uso de la luz, usada inteligentemente, Insinuando espacios, incluso dando forma al rey de España. La escenografía elemental y precisa. El vestuario y la música, fueron elementos destacados y acertados, más que necesarios para entender todo el contexto.

Argumento de la obra

Con ciertos toques cómicos, el drama narra lo ocurrido en la localidad extremeña de Zalamea de la Serena durante la Guerra de Portugal. El capitán Don Álvaro Ataide, de origen noble, se aloja en la casa del labrador Pedro Crespo y viola a su hija Isabel. Cuando Crespo intenta remediar la situación ofreciendo bienes para que Álvaro se case con Isabel, este la rechaza por ser de clase inferior, lo que afrenta el honor de la familia Crespo. Crespo, elegido alcalde, toma justicia por su mano y ejecuta a Álvaro. La decisión es ratificada por el Rey, quien nombra a Crespo alcalde perpetuo de Zalamea. La trama muestra la venganza de Crespo como una reacción justa, aprobada por la autoridad real.

Reparto

Pedro Crespo: Carlos Pinedo.

Isabel (hija de Crespo): Blanca Izquierdo.

Juan (hijo de Crespo): Javier Bermejo.

Rebolledo: Pablo Rodríguez.

Sargento: Luis Heras.

Capitán Álvaro de Ataide: Raúl Escudero.

Lope de Figueroa: Alfonso Mendiguchía.

Inés: Teresa Lázaro.

Música: Juan Carlos Martín.

Iluminación: Xiqui Rodríguez.

Sonido: Xabi Sainz.

Escenografía: Jesús Peña.

Vestuario: Lupe Estévez

Dirección: Jesús Peña.