Cine
El cine más barato hace taquilla.
Las salas de cine vuelven a la vida gracias a precios competitivos no superiores a 4€.
La crisis y los recortes habían dado un golpe muy duro al cine, con la subida del IVA los precios de las entradas subían más rápido que la velocidad del Enterprise de StarTrek y se hacía imposible para un bolsillo medio poder tener el “lujo” de comprar una entrada y sentarte en una butaca acompañado de palomitas y bebidas.
Hace unas semanas una iniciativa recorría las salas, “la fiesta del cine” había comenzado, podías disfrutar de ese estreno que tanto te apetecía ver por 2,95€, teniendo en cuenta que en muchas ciudades el precio de las entradas superan ya los 6 ó 7 euros, era una considerable rebaja que impedía tener una excusa para no ir al cine.
Esta idea se convirtió en exitosa y consiguió una imagen que hacía mucho tiempo que no se veía, ¡COLAS A LAS PUERTAS DE UN CINE!. La iniciativa se volvió a repetir días después, esta vez con un leve incremento de 0,55cent/€, en total pagabas por una entrada 3,50€.
Una
promoción sólo válida para ciertos días entre semana y que ha
conseguido recaudar un 74% más que cualquier fin de semana con
grandes estrenos, esto en cifras económicas se traduce en 420.174€, en total 1.513.958
espectadores.
Los más optimistas ven en esta medida la “salvación del cine” y les ha servido para hacer ver que con precios más cercanos a la realidad que vivimos se puede atraer a la gente, de nuevo, a la butaca de una sala de cine. Para otros es un momento pasajero al que no le pronostican mucho futuro.
Lo que hay que tener claro es que para poder ver una película sentado en una butaca de cine hay un proceso previo, el rodaje, la post-producción, la producción, el reparto de copias y el alquiler de proyección, sin contar con el caché de los actores y todo el coste que supone una superproducción a alta, media o baja escala. Todo ese ritual para rodar una película tiene un valor, que de momento ha salvado en las taquillas españolas con esta iniciativa.
Quizá sea un acierto, quizá sea un fallo, o como algunos espectadores proponen los precios de las entradas se deberían ajustar a la calidad de la película, como el precio de los libros, si es un best seller el coste se incrementa.
Esto es un negocio, cualquier oferta vale, pero debe ser rentable para tres partes, la productora de la película, el propietario del cine donde se va a proyectar y el espectador que da su dinero para poder verla.
De momento ha quedado claro que el cine a un precio razonable tiene vida.
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