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Psicología

Según los expertos, las adicciones no se curan, pero se pueden superar

Interbenavente Viernes, 01 de Diciembre de 2023 Tiempo de lectura:

Las adicciones son un problema de salud grave que afectan no solo a la persona que las padece, sino también a su entorno más cercano

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Cuando una persona sufre una adicción, ya sea a una sustancia o a una conducta, pierde el control sobre su uso o práctica, que se vuelve prioritaria frente a otras necesidades o intereses. Además, la persona adicta experimenta un síndrome de abstinencia cuando deja de consumir o realizar la conducta, que se manifiesta con malestar físico y psicológico. También puede desarrollar tolerancia, es decir, necesitar cada vez más cantidad o intensidad para obtener el mismo efecto.

 

Las adicciones pueden tener consecuencias negativas tanto para la salud física como mental de la persona, así como para su funcionamiento social, familiar, laboral o académico. Algunos ejemplos de problemas derivados de las adicciones son:

 

  • Enfermedades cardiovasculares, hepáticas, respiratorias, infecciosas o neurológicas.
  • Trastornos psicológicos como ansiedad, depresión, psicosis o trastorno límite de la personalidad.
  • Dificultades para mantener relaciones interpersonales sanas y satisfactorias.
  • Aislamiento, rechazo o estigmatización social.
  • Problemas económicos, legales o laborales.

 

¿Qué es una adicción?

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una adicción es un trastorno de salud mental y un trastorno del comportamiento caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una sustancia, de realizar una actividad o de tener un determinado comportamiento a pesar de los problemas negativos asociados con dicho consumo o actividad.

 

Una adicción implica una alteración en el funcionamiento y la estructura del cerebro, especialmente en el sistema de recompensa, que se encarga de regular las emociones, la motivación y el aprendizaje. El consumo o la realización de la conducta adictiva activa este sistema, liberando dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones de placer y bienestar. Sin embargo, con el tiempo, el cerebro se adapta a esta sobreestimulación y reduce su sensibilidad a la dopamina, lo que hace que la persona necesite más cantidad o intensidad para obtener el mismo efecto. Así se crea un círculo vicioso que refuerza la adicción y dificulta su abandono.

 

 

¿Cómo se puede tratar una adicción?

 

Muchas personas buscan respuestas y soluciones para curar una adicción. La realidad es que las adicciones no se curan, pero sí se pueden tratar y controlar hasta alcanzar una vida libre de consumo o de conducta adictiva. Para ello, es necesario que la persona afectada reconozca su problema y decida emprender un proceso de cambio. Los tratamientos actuales hacen que este proceso sea más fácil y seguro, siempre que se cuente con la ayuda de profesionales cualificados y especializados en el tratamiento de las adicciones.

 

Los objetivos del tratamiento son básicamente tres: mejorar las complicaciones físicas, psicológicas y sociales creadas por la adicción; aprender o reaprender a llevar una vida normal sin consumir la droga o realizar la conducta adictiva, y adquirir estrategias útiles para evitar las recaídas.

 

Para alcanzar estos objetivos se dispone de tratamientos farmacológicos y psicológicos, que se pueden combinar según las características y necesidades de cada persona.

 

 

Tratamientos farmacológicos

 

Los tratamientos farmacológicos son muy diversos y tienen también objetivos variados. Hay varias familias de medicamentos que se usan de manera habitual para tratar las adicciones.

  • Fármacos agonistas para sustituir la droga. Esto se puede hacer por un período corto de tiempo para facilitar lo que se llama la desintoxicación (como es el caso de los tranquilizantes para la desintoxicación de alcohol). O bien, por un período largo de tiempo, lo que se denomina programas de mantenimiento (los más conocidos son los programas de mantenimiento con metadona).
  • Fármacos antagonistas. Estos, en cambio, bloquean los efectos de la droga e impiden que se manifiesten sus efectos como es el caso de la naltrexona, que bloquea la acción de los opioides.
  • Fármacos anticraving y antipriming. En el ámbito del alcohol se han desarrollado medicamentos que reducen el deseo de consumir (efecto ‘anticraving’), como es el caso del acamprosato, y también moléculas que reducen la tendencia a perder el control del consumo (efecto ‘antipriming’) como es el caso del nalmelfeno.
  • Psicofármacos. Es importante reseñar que el consumo de drogas se asocia con mucha frecuencia a trastornos psíquicos y, por tanto, es muy habitual que en el proceso de recuperación el paciente tenga que tomar psicofármacos, especialmente antidepresivos.

En cualquier caso, hay que tener muy en cuenta que la base del tratamiento es psicológica y que los fármacos constituyen un complemento eficaz.

 

 

Tratamientos psicológicos

 

Los tratamientos psicológicos pueden ser tanto individuales como familiares o grupales. Estos tratamientos para adictos buscan el empoderamiento del paciente mediante un abordaje motivacional y son, generalmente, muy útiles para adquirir habilidades, tanto para evitar posibles recaídas como para afrontar las circunstancias cotidianas sin usar sustancias psicoactivas. Asimismo, permiten que de forma progresiva el paciente entienda y acepte la enfermedad que tiene, lo que le facilita una mejor actitud ante la adicción. En este último aspecto, los tratamientos grupales tienen una especial relevancia.

 

Los tratamientos psicológicos más utilizados y eficaces para las adicciones son:

 

  • La terapia cognitivo-conductual, que se basa en identificar y modificar los pensamientos, las emociones y los comportamientos que mantienen la adicción, y en desarrollar estrategias de afrontamiento alternativas y adaptativas.
  • El control de contingencias, que se basa en reforzar los comportamientos positivos y desalentar los negativos mediante un sistema de incentivos y consecuencias.
  • La entrevista motivacional, que se basa en aumentar la motivación del paciente para el cambio mediante la exploración de sus ambivalencias y la resolución de sus resistencias.
  • La terapia familiar, que se basa en mejorar la comunicación, la cohesión y el apoyo entre los miembros de la familia, y en resolver los conflictos y las dificultades que genera la adicción.
  • La terapia de grupo, que se basa en compartir experiencias, sentimientos y consejos con otras personas que sufren el mismo problema, y en recibir y ofrecer apoyo mutuo.
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