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Costumbres

La vendimia familiar en Camarzana de Tera: Entre Tradición y Fiesta

Redacción Martes, 26 de Septiembre de 2023 Tiempo de lectura:

Una de las tareas del mundo rural que solía reunir a familiares y amigos para compartir un trabajo era la vendimia. Este sábado, como es costumbre en muchos pueblos, la familia de Javier aprovechó el fin de semana para ocuparse de los racimos de uvas que, debido a las últimas lluvias, comenzaban a deteriorarse.

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Desde las primeras horas de la mañana, el antiguo ajetreo de cargar talegones y talegas en los carros tirados por vacas se reemplazó por cajas y vehículos motorizados que transportaron a la numerosa cuadrilla hacia la zona de monte donde aún sobreviven esas cepas casi centenarias que plantaron los abuelos y bisabuelos. Andrés, mientras corta junto a su compañero los abundantes racimos que cuelgan de una cepa de la variedad de uva tinta Madrid, nos recuerda: "Los vacillos de esta viña los fue a buscar a Brime mi bisabuelo". Javier habla en pasado porque hoy en día nadie selecciona la uva para hacer el vino, solo se trata de continuar la tradición y elaborar un vino con muchas variedades de uvas y con una graduación no muy alta.

 

Dado que la cuadrilla de familiares y amigos de Javier es numerosa, en la mañana del sábado terminan la tarea y antes de la comida ya han dejado sesenta cajas a la entrada de la bodega que servirán para elaborar el mosto. Como el trabajo ha sido arduo, es hora de reponer energías y disfrutar del momento más festivo del día. Entre bocado y bocado, surgen conversaciones amenas y a veces pícaras cuando recuerdan las "lagaradas o lagariadas", en las que solían embadurnar la cara de los jóvenes con racimos de uvas negras, convirtiéndolos en personajes propios de una mascarada de invierno.

 

Una vez recobradas las fuerzas, aún queda el último esfuerzo del día: estrujar las uvas con una máquina que ha reemplazado a las antiguas prensas o pilones, donde varios jóvenes, arremangados, solían pisar las uvas. El mosto, junto con algunos restos de pulpa, ahora reposa en grandes tinajas de plástico, esperando el proceso de fermentación antes de ser trasvasado a los depósitos de acero inoxidable.

Tras dos meses de espera, para "Los Santos", todos podrán degustar la calidad de ese vino familiar de la bodega de Javier, que sin duda alegrará muchas veladas invernales junto al calor de la lumbre y más de una fiesta familiar.

 

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