Camarzana celebra por primera vez la procesión de San Antonio de Padua

El santo pisó por primera vez las calles del pueblo, al menos eso es lo que nos dicen los camarzaneses presentes. San Antonio de Padua, aunque debería llamarse de Lisboa porque esa fue la ciudad de su nacimiento, siempre ha gozado de gran fervor entre todos los vecinos de este pueblo del Tera. No hay familia en el pueblo que no recuerde el recurrido responso a San Antonio cuando habían perdido algún objeto, o también en casos más graves como desapariciones de personas. Se cuentan por cientos los casos resueltos por intervención del santo portugués, que siempre tuvo un lugar preferente en las casas a través de una imagen de calendario o una pequeña figura.´

El actual párroco del pueblo, Raúl Vega, sabedor del fervor hacia San Antonio por parte de los vecinos, quiso darle este año una nueva dimensión con esta procesión, el obsequio de bollas rellenas, el sorteo de un jamón y velas de colores. Estos símbolos, tal y como dijo Raúl en la homilía previa a la procesión, representan la generosidad de San Antonio con todos los pobres y enfermos. En esta celebración, el párroco ha contado de una manera especial con la complicidad de Dora, siempre dispuesta a contribuir al mantenimiento de las tradiciones, pero también con la inestimable colaboración de otras personas como Montse, María José o Puri, quienes no han dudado en sumarse al resurgimiento de esta nueva festividad.

Desde aquí, solo queremos desear a todos los vecinos que esta celebración forme parte ya del calendario festivo local, y felicitarles por esta iniciativa que, sin duda, es una muestra de la vitalidad de nuestra Comarca de los Valles.