Del Sábado, 04 de Octubre de 2025 al Lunes, 06 de Octubre de 2025
El domingo de Lázaro, también llamado de Pasión y que es el quinto de la Cuaresma, es una festividad que en Benavente y en muchos pueblos de la comarca tiene un importante arraigo como celebración religiosa y también lúdica muy relacionada con la cuaresma
Una celebración arraigada en Benavente y Comarca y que este año ha contado con un día soleado, buena temperatura y muy apropiado para celebrar el "tortillero" al aire libre, como podemos ver en estas fotos realizadas en el entorno de la Estación en Benavente, en Olmillos de Valverde y en Friera de Valverde.
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Artículo de Juan Carlos de la Mata Guerra
La existencia en otro tiempo de una ermita o lazareto dedicado al Santo en la localidad, de la cual en la actualidad sólo permanece su espadaña, y las costumbres en torno a esta festividad en lo que se viene a llama el “Domingo de Tortillero”, nos quedan como referente de la implantación que en otro tiempo tuvo esta devoción a San Lázaro, patrono de las enfermedades infecciosas y su festividad que vine a marcar los prolegómenos de los días de Pasión que están próximos.
Es esta una costumbre extendida por muchos lugares de la Comarca y en particular en Benavente. Hasta hace algunos años venía ser la primera salida colectiva al campo. Supone esta tradicional celebración una ocasión para reunirse con familiares y amigos, también una pequeña escapada al campo, a una naturaleza que comienza a despertar ahora, tras una larga noche de hielos y fríos invernales. Un paseo y una merienda de confraternidad entre familiares, amigos y vecinos. Parece tiene su origen en el cumplimiento de los preceptos Cuaresmales, ya que ante la inminencia de la Semana Santa se suprimían bailes y jolgorios. Dada la falta de otras diversiones durante este tiempo, y con ocasión del llamado domingo de Pasión o de Lázaro, tenía lugar esta merienda campestre. Precisamente en Benavente dicha festividad participaba al menos hasta avanzado el siglo XIX de un cierto carácter de romería, ya que se llevaba a cabo en torno a la ermita que el Santo tenía dedicada en la villa. A parte de sus implicaciones religiosas tenía lugar una merienda de confraternidad o pequeño festín que se caracterizaba por una gastronomía peculiar a base de tortillas y escabeches. Venía a constituir una especie comedida francachela o festín que daba pie, tras la consabida merienda, a llenar el resto de la tarde con diversos juegos y canciones.
Los merenderos de la Pradera. Una zona de Benavente donde se celebraba el Tortillero.
Fotografía de Testera. Año 1923
Una referencia con respecto a esta celebración la encontramos en Don Pascual Madoz en su célebre Diccionario Geográfico Histórico Estadístico, quien a la hora de señalar las fiestas de la comarca o partido judicial de Benavente señala:“Generalmente se observa en el país tener las familias una tarde de campo el domingo de Pasión para comer unas tortillas de escabeche de besugo y no de otra sosa, sin punto determinado donde celebrar esta francachela, a no ser en Benavente que se guarda con rigidez se celebre en torno a la ermita de San Lázaro”. Precisamente el hecho de que la celebración tuviese lugar en las inmediaciones de esta ermita hizo que la misma se mantuviera en el lugar, aún cuando el edificio se hallaba ya en ruinas. En cierta forma esta costumbre perduró hasta hace unas décadas pues la merienda campestre tuvo como lugar preferente para su celebración parajes cercanos como el conocido Montico de la zona de los Salados.
En cuanto al domingo de Tortillero, en algunas localidades de la comarca se celebra también el llamado “Tortillín” consistente en una reunión llevada a cabo en el día siguiente para rematar los restos o sobrantes de la merienda, frecuentemente en bodegas y merenderos. En algunos barrios benaventanos antaño era frecuente se uniesen algunos vecinos o compadres para juntar las viandas o los huevos de la merienda, sobre todo cuando no había muchos posibles, pero también como una forma de buena vecindad e incluso una forma de sociabilidad. Por ello era fácil oír aquello de: ¿Nos juntamos para el tortillero? También era costumbre al menos a mediados del siglo pasado, que los padrinos y madrinas regalasen a sus ahijados el postre para la celebración, muchas veces consistente en melocotón en conserva.
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