![[Img #164642]](https://interbenavente.es/upload/images/10_2022/8328_cripto.jpg)
Es fácil que recientemente hayas oído hablar de criptomonedas o quizá te suene incluso más el término bitcoin. En realidad, aunque lo oímos una y otra vez es posible que algunos de nosotros no hayamos llegado a entenderlo. Las criptomonedas son monedas digitales que no existen físicamente y de ellas las más conocida el es bitcoin, que surgió en 2009.
Nos puede parecer algo difícil de entender o asimilar, pero sencillamente volviendo la vista atrás sabemos que desde que allá por el Neolítico, cuando el humano empezó a asentarse en poblados y a cultivar sus productos de consumo, el mercado se le hizo necesario para conseguir eso que necesitaba y no tenía, pero que podía conseguir de otros. Entonces ese mercado se hizo posible gracias al trueque, posteriormente se prefirió utilizar determinados productos para poder cuantificar ese intercambio de forma más homogénea. Fue con los griegos que aparecieron las primeras monedas de metal, que al no ser un bien perecedero alargaba el valor de la moneda en el tiempo; por estar hechas, en un principio, a partir de metales preciosos, era más fácil a asignarles un valor, el propio del metal utilizado. Con el paso del tiempo los metales utilizados eran menos valiosos e incluso aparecieron los billetes de papel, tanto en estas últimas como en los billetes el valor es el que se le asigne y para ello tiene que obtener la confianza de los usuarios y el acuerdo en el valor asignado. Quizá con la aparición de monedas no tangibles, criptomonedas como el bitcoin, estamos siendo testigos de un momento de cambio relevante en la historia, tanto quizá como estos que acabamos de mencionar. Cierto es que, pudiera haber venido ya un poco anticipado por algo con lo que ya estamos familiarizados como es el “dinero de plástico”, esas tarjetas que nos permiten hacer pagos sin llevar efectivo con nosotros y lo que pudiera parecer aún más sorprendente incluso nuestro móvil parece haberse convertido en nuestra cartera también.
Dicho todo esto, volvamos a la esencia del bitcoin y a qué es lo que lo asemeja o diferencia del dinero al que estamos habituados porque los bitcoins se pueden intercambiar con otras divisas y, de hecho, esta es una forma habitual de conseguirlos, un dinero digital que luego se almacena en una billetera virtual. Al igual que otras monedas puede utilizarse para intercambiar bienes y servicios en aquellos lugares donde sea aceptado. Como criptomoneda que es, utiliza la critografía como sistema de cifrado para proteger a los usuarios haciendo que sus cobros y pagos sean seguros. Sin embargo, una de las diferencias más relevantes con nuestra moneda habitual o “fiduciaria” es que no hay una institución que la controle. Las transacciones se hacen de persona a persona, sin intermediarios, lo que ayuda a evitar comisiones innecesarias y sin importar fronteras, de forma instantánea por internet. Además, no es necesario para la persona que realiza el negocio revelar su identidad, lo que hace al bitcoin atractivo para personas que prefieren mantener su privacidad. Todo lo previo hace necesario que haya un sistema de verificación de transacciones que se consigue con una base de datos compartida, llamada “blockchain”, y un proceso informático llamado “minería de prueba de trabajo” que llevan a cabo ordenadores de alta potencia y que permite a los “mineros” asegurar la protección de la red. Esos mineros en sí reciben también su recompensa en forma de bitcoins.
¿Cuál es entonces la gran debilidad o parte negativa de este tipo de moneda? Pues una desventaja de mucho peso es la volatilidad de su valor. Esta tremenda volatilidad hace difícil a la hora de las compras, por ejemplo, poner el precio a un producto o a un servicio en bitcoins, de la misma manera que dificulta elegir el momento para la inversión en ellas. Para resolver esa duda el inversor puede recurrir a aplicaciones como Immediate Edge, que analiza las tendencias de compra y venta del mercado y nos hace más fácil la inversión online que, de lo contrario, podría resultarnos complicada. Hay inversores que ven un parecido entre la inversión en bitcoins y la inversión en oro, puesto que podría mantener su valor incluso en momentos de inflación en aumento. Desde luego, para llegar a parecerse a ese preciado metal le falta reducir volatilidad de valor que lo caracteriza. De ahí la utilidad de poder encontrar en la red una forma de facilitarnos las cosas en el momento de invertir, pudiendo conseguir así una mayor rentabilidad a partir de nuestra inversión.


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