El Atlético Benavente se hunde en La Rosaleda ante una goleada del Leganés

 

En torno a 400 espectadores se dieron cita en el Pabellón Municipal La Rosaleda. Había curiosidad por ver si el Atlético Benavente resolvía su duelo frente al Leganés y mantenía así su escalada hacia los puestos de playoffs. Tras una más que sufrida victoria frente al Visit Calvià Hidrobal por 8-7, los de Chema Sánchez recibían en casa al conjunto pepinero para sumar tres puntos que acercase el sueño del ascenso a Primera División. No pudo ser. El equipo no sólo acabó perdiendo, sino que además encajó ocho goles que lo sitúan en la octava plaza de la tabla clasificatoria. En consecuencia, ya desfilan los primeros pronósticos por las casas de apuestas españolas sobre el futuro inmediato del club, que se enfrentará al Alzira en la próxima jornada.

 

Arrancaba el partido a golpe de intensidad, con los visitantes muy enchufados y buscando constantemente la apertura del marcador. No hubo que esperar demasiado. A los cuatro minutos llegaba el primer tanto tras una jugada asociativa del Leganés, que además encontró cierta pasividad en el bloque defensivo benaventano. Dela ponía el 0-1 tras superar por abajo al guardameta Vara.

 

El escenario empezaba a resultar algo incómodo para los locales. No terminaban estos de sentirse integrados en el juego, y pudo verse en las primeras pérdidas de balón que fueron acumulando, tal vez debido a la mordida y la presión tan sólidas que estaba firmando el cuadro dirigido por Rubén Barrios. Fruto de esto, llegó el 0-2 en el minuto siete. Esta vez fue obra de Pichi, que aprovechaba una buena circulación de pelota por banda izquierda para definir con suma calidad, elevándole el cuero al portero local. Se hizo el silencio en la grada de La Rosaleda.

 

Con esta primera herida abierta, el Atlético trató de buscar la pausa y ejercer algo de control en campo propio, una tentativa que contribuyó a hilar un mayor número de pases satisfactorios. No obstante, la capacidad para sorprender que tiene este Leganés hizo acto de presencia y en el último tramo de la primera parte llegaba el tercero. Un centro de larga distancia era empalmado por Chicho, que estuvo inapelable en la ejecución y que empezaba a poner tierra de por medio en el electrónico.

 

Ni mucho menos estaba todo dicho antes del pitido que llevara al descanso. Con el partido algo loco por momentos, sumamente abierto en esto de las ocasiones, un saque de esquina a favor de los pepineros llegaba de nuevo a las botas de Chicho. El jugador enganchaba el esférico con una sacudida impetuosa que acabó entrando después de tocar la base del palo izquierdo. 0-4 y una terrible sensación de impotencia entre los futbolistas blanquiazules.

 

A pesar del contexto desfavorable, no hubo espacio para la rendición en las filas de Chema Sánchez. El técnico local parecía estar más interesado en contener la hemorragia que en proponer una ofensiva más potente. Tras algunos momentos de incertidumbre en el rigor táctico, finalmente apostó por colocar al pívot Ibarra como portero jugador. Hubo atino en el movimiento sobre el esquema, pues dio origen a una combinación rápida que acabó rematando Charlie a placer ya en el minuto 17. Duró poco la euforia por el tanto marcado. Casi sin tiempo de digerirlo, apenas unos segundos más tarde, el rival ponía la puntilla con el quinto. Otra vez Chicho ampliaba la distancia en el marcador, esta vez echando el telón del primer acto.

 

El paso por los vestuarios no cambió en exceso el panorama vivido hasta el momento. La segunda mitad arrancaba con los mismos visos de superioridad que estaba ofreciendo el conjunto pepinero. Con los nervios instalados en el juego de los locales ante la amenaza de una goleada histórica, el Benavente perdió la pelota en una salida arriesgada y fue Pichi quien supo explotar el fallo para romper un poco más a su adversario. El 1-6 acababa de consumarse, al igual que el mazazo psicológico que estaban recibiendo los de Chema Sánchez; percutía y percutía el cuadro leganense sobre sus puntos flacos.

 

El recurso del entrenador para tratar de aguantar el tipo como fuera sólo estaba siendo el de buscar la superioridad en el número de jugadores mediante la figura del portero jugador. En esta ocasión, el ajuste condujo a una nueva pérdida en ataque y Pichi no se anduvo con titubeos a la hora de lanzar desde su propio campo para anotar el séptimo con la portería vacía. Ya en el minuto 29 Dela hacía el siguiente repitiendo el guion de la jugada anterior, aunque aprovechando un despiste de Ibarra, que tardó más de lo aconsejable en retroceder.

 

Esta fase del partido estuvo marcada por la tranquilidad. Tras la eficacia de un Leganés avasallador y la desconexión del Benavente, hubo tiempo para ponerle un poco de pausa al ritmo frenético que se estaba viviendo. El ambiente favoreció a los locales, que disfrutaron de varias oportunidades para maquillar el resultado en la medida de lo posible. El protagonismo lo cobraba nuevamente Ibarra. Suyo fue el regate por la izquierda que culminó con un disparo fortísimo y que empotraba la pelota en la escuadra de la portería de Gustavo Pérez. Llegaba así el 2-8 definitivo y un golpe de realidad que pone el debate sobre la mesa: ¿cuál es el rumbo del Caja Rural Atlético Benavente para lo que resta de temporada?