Psicología e inversión. Los errores del inversor

 

 

Lo cierto es que todo el mundo sufre en una u otra medida el miedo a perder su patrimonio. Aquellos que tienen mucho también pueden perder grandes cantidades que serían inimaginables para la mayoría de nosotros. Por otro lado, los que no tienen un crédito tan amplio hacen un mayor esfuerzo al poner en riesgo las cantidades que deciden dedicar a la inversión, por tanto, la pérdida de estas cantidades puede resultar un duro golpe. La tensión generada en estos casos es más que comprensible.

 

¿Cómo invertir con la actitud adecuada?

Tener la mayor cantidad de información posible es una de las claves esenciales. Antes de dedicar cualquier cantidad de dinero a la inversión es imprescindible hacer una labor previa de estudio de los mercados y de cómo se mueven las inversiones. El asesoramiento de un experto y la garantía de veracidad de las fuentes utilizadas son esenciales para conseguir esa información que nos de seguridad a la hora de tomar decisiones.

Las grandes entidades financieras cuentan con sus propios sistemas y se mueven en mercados complejos en los que cada vez se establecen sistemas de mayor control y seguridad en todos los sentidos. Si te mueves a estos niveles del ámbito de la inversión sabrás qué es un código LEI y qué tipo de personas jurídicas pueden solicitarlo.

Este método favorece el control del riesgo cuando se trata de grandes inversiones y se mejora notablemente la identificación de las partes que participan en distintos tipos de contratos financieros.

Errores principales a nivel psicológico

Para mantener el control de la mente y disfrutar realmente de la inversión que realices debes evitar ciertos errores comunes que se repiten de forma constante tanto en principiantes como, en muchas ocasiones, en personas que ya han invertido con anterioridad.

1. No atender a la realidad. Este es un error muy común porque son muchas las personas que invierten en acciones más o menos solventes esperando que siempre subirán y que, a largo plazo, los beneficios estarán asegurados. No es una buena estrategia porque el mercado es muy volátil y hasta las empresas más firmes pueden caer. Siempre hay que estudiar las cotizaciones y tomar las decisiones en función de la proyección del mercado.

2.Caer en la propia negatividad. No hay que dejarse llevar por el estrés que generan las pérdidas. Esto puede dar lugar a una crisis de inseguridad que nos haga cambiar la estrategia vencidos por el miedo. No es una buena idea porque estos cambios de rumbo sin una base firme para la toma de decisiones suelen dar como resultado sorpresas desagradables.

En este sentido, lo mejor es elaborar un plan de actuación fundamentado en la información veraz y seguirlo de forma pormenorizada obviando los miedos y controlando la mente.