A las siete y media de la tarde el calendario de los benaventanos comenzó descontar días para el Toro Enmaromado 2022

Faltó la tensión, los nervios, los saltos, las bombas y las carreras, aunque a las siete y media pudo oírse una bomba, para que se cumpliera la tradición centenaria de Benavente de sacar un Toro Enmaromado por sus calles. 

A medida que el reloj se acercaba a las siete y media iban apareciendo benaventanos en las inmediaciones del toril, algunos para hacerse fotografías en la puerta, otros sencillamente apostados en las aceras esperando a que llegara esa hora mágica. Un gran despliegue de fuerzas de seguridad, Policia Local y varias dotaciones de Guardia Civil estaban en la zona para garantizar la seguridad y el cumplimiento de la normativa sanitaria, ante la previsión de que pudiera producirse algún tipo de aglomeración, aunque en el momento de más público pudo  haber alrededor de un centenar de personas.

Un poco más tarde de las siete y media, del mismo modo que el año pasado, apareció un grupo de niños agarrados a una maroma tras la que iba un toro de carretón. Este hecho provocó que muchas de las personas que estaban en las inmediaciones, entre las que había muchos padres con niños, se acercaran para ver el toro, hacerse fotos y agarrarse a la maroma. Las fuerzas de seguridad ordenaron la retirada del toro y la maroma y se produjeron momentos de tensión entre los agentes y algunos de los participantes que finalmente se disolvieron sin mayores consecuencias y la zona fue despejándose.