Del Sábado, 06 de Septiembre de 2025 al Domingo, 14 de Septiembre de 2025
Hablamos con tres farmacéuticos, como muestra de las once farmacias existentes en Benavente, para conocer de primera mano el sentir del sector ante una situación que les ha mantenido de actualidad desde que se inició la pandemia y siguen siendo uno de los pilares fundamentales en la atención sociosanitaria
Hemos preguntado sobre cómo ha sido la evolución durante el último año en el negocio farmacéutico y si se han producido cambios importantes en el mismo.
Cuenta Dacio Núñez que el cambio ha sido importante, tanto cualitativa como cuantitativamente, dice que “la actividad se disparó al principio del confinamiento, luego se fue relajando a medida que nos acercábamos al verano y ahora con la tercera ola está otra vez aumentando. Cualitativamente también en la manera de trabajar, al tener los centros de salud cerrados y por la dispensación de productos que aunque ya tenían presencia no tienen la rotación que tienen en la actualidad”.
Paulino Galván dice que la actividad no ha cambiado mucho, “lo que sí hemos tenido que cambiar son determinadas medidas para que el paciente se sienta seguro y no se contamine, intentando que la atención sea rápida para que pasen en la farmacia el menor tiempo posible. Hemos intentado facilitarles la labor a los pacientes porque con los centros de salud cerrados y colapsados hemos tenido que hacer cosas que antes no hacíamos, como sacar la hoja de medicación, tratando de ayudar siempre al paciente”.
En la farmacia de Marina Vicente, en el Barrio San Isidro, la actividad sigue siendo prácticamente la misma, según declara, dice que “nuestro trabajo es ayudar al paciente, encontrar y dispensar la medicación. Ha cambiado que la gente mayor tiene más miedo, vienen con pena, no salen tanto y nos piden ayuda para que incluso se lo llevemos a casa, por ejemplo la gente trasplantada, pacientes que viven solos, que la familia está fuera y nos piden ayuda o gente con riesgo importante que si lo pilla se lo lleva por delante. Un poco más de tristeza si se nota”.
En esta farmacia cuentan que pasaron miedo al principio de la pandemia cuando se vieron sin mascarillas, ni siquiera para ellos. “No encontrábamos, llegamos a pagar hasta 30 euros por una mascarilla con válvula para nosotros o 50 euros por una caja de mascarillas quirúrgicas y solo nos mandaban una caja. Estábamos indefensos de no saber a lo que nos enfrentábamos, no saber cómo actuar correctamente y sobre todo no tener material de protección adecuado, era muy difícil conseguir mascarillas, guantes y geles. Al principio dimos a la Policía y gente que venía, pero luego costó mucho trabajo conseguir".
Dice Marina que han sido meses bastante duros, “la gente nos llamaba, nos decía que estaban confinados porque eran positivos y no podían salir, pero necesitaban medicación. Cooperamos con la Policía, que también nos echó una mano. Se lo dejábamos en la puerta, no entramos nunca a los domicilios, recuerdo de ver a los positivos desde la ventana para explicarles cómo tenían que tomar la medicación”.
Un momento que no olvida Marina recuerda que es “un día a las once de la noche que nos llamaron por un positivo que no podía salir de casa y le pedimos una foto de la receta, llamamos a la Policía Local para llevárselo y nos encontramos a un señor mayor que venía de la otra punta de Benavente, desorientado buscando a su mujer que había fallecido. Le tomamos la temperatura y se lo llevó la Policía para su casa, lo tengo grabado, son cosas que no se olvidan."
Paulino Galván dice que no ha llegado a tener miedo por la salud propia pero sí miedo por la de los demás. “Ha habido momentos de tensión, sobre todo al principio. Había mucha incertidumbre, unos datos espeluznantes de contagios, colas que no comprendías porque nunca las habías visto y eso generaba una tensión también a la hora de atender. Eso se superó porque se pusieron las medidas oportunas. Al principio, cada vez que entraba una persona nosotros desinfectábamos, yo creo que más que miedo ha sido incertidumbre porque el miedo cuando estás trabajando aunque lo tengas no lo piensas".
El peor momento para Paulino fue la preocupación de “ver cómo trasladabas a la población que había que tener unas normas, guardar distancias, no tocar productos, etc. eso era mucha tensión. Después ya no, todos nos hemos habituado y ha venido más rodado”.
Asegura Galván que han ido cumpliendo la normativa a medida que las autoridades han ido poniendo sus normas “y también hemos aportado nuestro granito de arena particular, explicando muy bien a la gente que siempre lleven la mascarilla adecuada, guarden la distancia y utilicen un buen gel de manos, lo lógico es que estén protegidos. Desde el Colegio de Farmacéuticos se han enviado trípticos informativos y cartelería que siempre hemos tenido para que la gente lo viese. El farmacéutico está cumpliendo una labor muy importante porque está muy próximo y cercano al paciente, es un trato muy directo y por lo tanto la información le llega con una gran facilidad."
El miedo tampoco estuvo en la farmacia de Dacio, dice que “miedo no, pero si respeto a la enfermedad. Mucho respeto, que lo asumes poniendo los medios. Desde el principio hemos mantenido un protocolo de actuación en la atención al cliente. El hecho de rociarnos las manos antes y después de cada dispensación, utilizar desde el principio mascarillas, mamparas, distancia, máquinas de ozono y desinfección diaria con derivados del cloro contribuyó a generar una mayor seguridad".
Para Dacio el peor momento fue el confinamiento “sobre todo por el desconocimiento que teníamos y sobre todo por la información confusa que nos llegaba. Eso fue terrorífico, yo no podía casi ni dormir”.
Sobre el uso de mascarillas, cuenta Dacio que aunque han tenido en algunos momentos problemas de escasez han podido suministrar siempre este producto, “aunque al principio a precios desorbitados”.
Dice Dacio que al principio cuando ellos comenzaron a utilizar mascarillas en la farmacia les llegaron a decir que alarmaban a la población. “Utilizábamos FFP1, FFP2 Y FFP3, algunas también con válvula, que después de desaconsejaron y las llamaron ´las egoístas´, que algunas se tuvieron que reutilizar sellando la válvula, debido a la escasez. A partir de ahí se empezó a aconsejar el uso civil de las quirúrgicas y destinar las FFP a uso médico. Como las de origen europeo no llegaban para cubrir la demanda se comenzó a usar la misma categoría de origen asiático, las KN95, similares a las FFP2 y se les dio una moratoria para su comercialización, ampliando hasta el pasado mes de diciembre. Actualmente sólo se pueden comercializar las FFP2 y FFP3, incluso ahora están hablando de que para uso civil se recomienda la utilización mínima de una FFP2, porque es la que protege al usuario y a los demás”.
Hay unanimidad entre los farmacéuticos en pensar que el incumplimiento por parte de la población de las medidas impuestas está siendo una de las causas de las sucesivas olas y de que la pandemia no esté remitiendo de la manera que sería deseable.
Dice Marina Vicente, que las medidas tendrían que ser incluso más restrictivas. “Ahora estamos más preparados porque tenemos más protección, hay gente que tiene mucho miedo y hay gente que no. Hay gente muy cuidadosa y otros que se quitan la mascarilla y te llegan a decir que ‘a mí eso me da igual’. Creo que había que haber incidido más en la educación a la población, sobre el uso de guantes, mascarillas, intentar conseguir medios de protección para todos, el IVA de las mascarillas…”
Paulino Galván dice también que las medidas serían suficientes “si todos las llevásemos a cabo, sería de otra manera, pero parece ser que no todo el mundo las cumple. Las medidas son suficientes, pero el cumplimiento deja mucho que desear. Lo que quiero decir es que si hacemos lo que las autoridades sanitarias nos dicen, debería ir bien”.
Para Dacio Núñez la medida que está demostrando que funciona “es la restricción a la movilidad, quedó demostrado en el confinamiento. La legislación es muy confusa, hemos salvado la Navidad, pero a qué precio. La gente se ha movido y se ha reunido. La gente mayor sí que hace más caso y no acuden, vienen hijos, familiares, vecinos, mucha parte de nuestra clientela mayor no salen de casa”.
También ha habido mucha confusión sobre el tema de los geles hidroalcohólicos. Dice Marina que “al principio tampoco se conseguían, después eran muy caros, incluso había empresas que te intentaban estafar”. Ahora todas las farmacias disponen sin ningún problema de una gama surtida de estos productos, aunque también están a la venta en otros establecimientos. Dacio dice que “no todos son iguales, mi recomendación es utilizar los que estén reconocidos como virucidas que están incluidos en una lista publicada por el Ministerio de Sanidad”.
Está de actualidad el ofrecimiento del sector farmacéutico para la realización de test, incluso en algunas comunidades ya se está haciendo al dejar el Ministerio de Sanidad esta decisión a las propias autonomías, algo que en Castilla y León todavía no está sucediendo.
Respecto a este tema, Paulino Galván manifiesta que “el farmacéutico es un profesional muy cualificado de la salud y por tanto una de sus obligaciones es cooperar con los poderes públicos en la promoción de la salud pública y de la enfermedad. Estamos tendiendo la mano a la administración para lo que nos necesite, como hemos hecho siempre, pero eso lo tienen que determinar las autoridades. Tener todo el sistema de farmacias a nivel nacional a su disposición entiendo que hay que ponerlo en valor, porque el farmacéutico siempre tiene la luz verde encendida, es nuestra obligación”.
Dice Marina Vicente que en este asunto “están desaprovechando una oportunidad, ofreciendo hacerlos gratuitamente. En España hay unas 22.000 farmacias y llegamos al 97% de la población. En el pueblo más pequeño hay una farmacia. No se han atrevido a hacerlo porque hay farmacias de todo tipo, pequeñas y grandes y lo ideal sería mantener un mínimo de seguridad en todos los procesos. Querían que hubiera doble salida para que la gente no se cruzara, entre otras cuestiones. Nosotros a echar una mano estaríamos dispuestos, otra cosa es que nos dejaran, incluso aunque tuviéramos que montar una carpa en la calle”.
La incidencia de la COVID-19 parece haber tenido una gran repercusión en la reducción de otras enfermedades respiratorias estacionales como puede ser la gripe y catarros y eso es algo que las farmacias dejan constancia de ello.
Manifiesta Dacio que “no hay apenas ni resfriados ni gripes, las ventas de esta familia de fármacos han disminuido entre un 70% y un 80% y ha sido debido principalmente por el uso de las mascarillas y demás normas sanitarias. Pienso que el futuro sería recomendable en determinadas situaciones, como ocurre en los países asiáticos de los cuales tendríamos bastante que aprender en este sentido”.
En la farmacia de Marina también han notado mucho esta reducción de los medicamentos para la gripe, “un 80% menos, al haber mayor higiene de manos, mascarillas y distancia social. Creo que no nos la quitamos en años, el virus va mutando, hay nuevas cepas, es un problema que va cambiando día a día”.
Paulino Galván también ha detectado esta disminución, dice que “totalmente, los resfriados propios de la estación y la gripe han bajado considerablemente como consecuencia de la mascarilla y a que evitamos esos hábitos tan españoles como son los besos, abrazos, dar la mano, etc..”.
Respecto a la continuidad de la mascarilla, Paulino no es muy favorable a su uso más allá de la pandemia actual, dice que “como sigamos así nos vamos a meter en una burbuja, tiene su parte buena y su parte mala. Gracias a que cogemos catarros y otras enfermedades vamos cogiendo nuestras propias defensas, el día que esto no suceda estamos rompiendo un equilibrio. La mascarilla es para esta enfermedad, porque es muy especial. Cuando un niño comienza el colegio o la guardería se acaba inmunizando, si está en una burbuja el día de mañana tendrá problemas inmunológicos, atopías, etc. nuestro cuerpo está diseñado para interaccionar, lo que no estamos diseñados es para esto”.
Continúa diciendo Paulino Galván que “nunca nos habíamos enfrentado a una enfermedad como esta que te pueda tener en una UCI tiempos tan largos, que es lo que está provocando el colapso en los hospitales. Esto no se conocía hasta ahora, no es una enfermedad que te mueres siempre, pero puedes pasar hasta 40 o más días en una UCI saliendo muy deteriorado. Es un problema social, sanitario y económico muy grande y con muchas secuelas”.
Las farmacias, debido al cierre de las consultas presenciales, están sufriendo también una buena parte de las dificultades que tienen los pacientes tanto para contactar con el médico como para obtener la receta, renovar recetas caducadas, recomendación de tratamientos, posologías, etc…
Dice Marina Vicente que “las consultas están afectando al paciente. Se nota que la gente está muy decepcionada con el sistema sanitario porque tienen problemas que a veces cuesta solucionarlos por teléfono. A la gente mayor le cuesta mucho hablar por teléfono, con centralitas, se enfadan, nosotros desde aquí tratamos de facilitárselo".
En la farmacia de Dacio también el cierre de los consultorios le ha cambiado en su modelo de gestión del cliente, “ahora tenemos muchísimas consultas telefónicas, resolver muchas dudas, preguntas de cómo se administran los medicamentos, etc… Tenemos contacto con los médicos para resolver problemas, ahora más que nunca hay una colaboración entre médico y farmacéutico",
De la misma manera, Paulino también reconoce que “hemos colaborado para que ellos se descongestionen y hacemos nuestra labor para que el paciente tenga más agilidad a la hora de tener su medicación, pero para eso estamos, en lo que podemos colaboramos”.
Otro de los cambios importantes detectados en las farmacias en este último año se refiere al incremento de la venta de productos relacionados con la ansiedad, la depresión y dolencias relacionadas. “Se ha disparado la venta de pastillas para dormir, ansiolíticos y antidepresivos, tanto en personas que han comenzado a utilizarlo como en un aumento de los que ya los estaban utilizando”, dice Marina que coincide con Dacio en esta apreciación, aunque este extremo no se ha dado en la farmacia de Paulino Galván, donde únicamente se ha producido un “pequeño repunte”.
Hablamos con estos farmacéuticos benaventanos de recomendaciones y previsiones en el momento en el que se están enfrentando a una caída de la tercera ola, el comienzo de las vacunaciones y un futuro incierto que nadie, excepto los políticos, se atreve a desgranar con altas dosis de realismo.
Opina Dacio que “esto cambiará cuando tengamos la inmunidad de rebaño con un 70% de la población vacunada, siempre que el virus no mute en exceso. Esto depende del ritmo de vacunación y de las posibles vacunaciones, pero espero que podamos salvar el verano si la Comunidad Europea es capaz de hacernos llegar el material comprometido y nos ponemos todos a una. Mi recomendación es que se siga con el distanciamiento social, uso de mascarillas, geles y que no se renuncie a la vacunación cuando te toque”.
A Marina le gustaría “que las administraciones se pusieran de acuerdo y fueran todas a una, como creo que debería ser en este caso y no está pasando. Esta semana hemos tenido una persona de la comunidad valenciana que necesitaba una receta y le han dicho que vaya a Valencia a por ella. Si pudiéramos hacer test rápidos en las farmacias estarían menos saturados en los centros de salud y se podría utilizar también la red de la receta electrónica para validar los resultados. Esos pacientes ahorrarían mucho tiempo al sistema sanitario y a nosotros no nos importaría hacerlo”.
La previsión de Paulino es que “habrá un descenso claro de la enfermedad, pero de los contagios no está tan claro. Después de la vacunación habrá que continuar con las medidas. Con lo cual, después de que todos estuviésemos vacunados, en principio, la enfermedad remitirá prácticamente y habrá que estar en alerta para que no pueda haber rebrotes. Deseamos que bajen los ingresos hospitalarios, pero seguiremos con nuestra mascarilla y las medidas de seguridad.”
Sigue recomendando Paulino para el futuro “los dos metros, nada de besos y abrazos, ventilación, gel y mascarilla. Si respetamos las normas esto debería ir remitiendo y sobre todo que los que sean positivos o sepan que han tenido algún contacto guarden la cuarentena. Habrá gente que se la salta porque quiere, pero hay personas que desde piensan que se han contagiado hasta que confirman que realmente se han contagiado deberían tomar medidas hasta que tengan el resultado de la prueba. Hay un tiempo ahí en el que se está contagiando. Hay que ponerse en cuarentena hasta tener la certeza de ese resultado”.
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