Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ignacio Morán, escritor

Ley de eutanasia, ahora sí

Ignacio Morán, escritor Domingo, 20 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

El pasado jueves el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó la ley que regula un derecho de especial sensibilidad social, pero demandado por una amplísima mayoría (87%) y siete de cada diez médicos. Pendiente de ratificación por el Senado, esta ley deja atrás varios intentos legislativos, la sonada inhabilitación del doctor Montes, el boicoteo a congresos médicos y conferencias que trataban de reflexionar sobre el asunto, la entereza de Ramón Sampedro, la emotividad de la película Mar Adentro, la evolución de la enfermedad de María José Carrasco y el calvario judicial de su marido Ángel por ayudarla morir, el extraordinario apoyo que presta la asociación Derecho a Morir con Dignidad (DMD), más de un millón de firmas pidiendo esta ley….y muchísimo sufrimiento innecesario.

 

Soy consciente, todos lo somos, que se regula un asunto con derivadas éticas, morales, religiosas…y extremadamente sensible para la población. A pesar de ello, y con la misma rotundidad, hay que decir que es una ley respetuosa con las ideas y el pensamiento que pueda tener cada uno. No recorta derechos ni obliga a nadie (como tampoco lo hicieron otras leyes que permitieron ejercer otros derechos individuales), sencillamente aporta una salida legal para cuando la enfermedad nos aboque a una vida de permanente e irreversible indignidad, y para quien la quiera tomar libremente.

 

El texto aprobado por amplia mayoría parlamentaria (198 votos a favor) viene a regular las condiciones para ejercer el derecho, que se reconoce, a poner a fin a la vida propia sin que ello comprometa legalmente a otras personas. ·En definitiva,  a resolver un debate que existe en la sociedad española, cada vez con más criterio, más culta y mucho más secularizada. Afortunadamente la hemeroteca nos dice que las formaciones políticas que son beligerantes con la regulación de estos derechos individuales, cuando gobiernan no se atreven a derogar estas leyes o, como dijo gráficamente un diputado a los apóstoles del no: “Primero las rechazan, luego las usan y, finalmente, acaban por aceptarlas como hicieron con…”. No ignoran estos grupos que el 67% de quienes se dicen sus votantes, también son partidarios de su regulación.

 

España se convertirá en el sexto país del mundo en aprobar una ley de eutanasia, después de Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Colombia y Canadá. Doy por conocidos los aspectos más generales de la ley, pero permítanme recordar que es una regulación garantista con la decisión individual, que la requiere en varias ocasiones, que establece el doble criterio médico, que permite reconsiderar en cualquier momento la decisión tomada, que ha de ser la persona y nadie más quien tome la decisión en el momento de ejercerla o con anterioridad, que obliga al servicio público de salud a prestar la ayuda a morir dignamente, que permite la objeción de conciencia de los médicos, que podrá hacerse en un hospital o en el domicilio particular…

 

Es cierto que en algunas autonomías hay documentos o testamentos vitales que permiten expresar, anticipadamente, los tratamientos y cuidados médicos que se desean o el destino de los órganos del propio cuerpo. En ningún caso se habla de regular la eutanasia (“La acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con la única intención de evitarle sufrimientos por inútiles”), ni de la obligatoriedad de prestar este servicio, ni  se informa convenientemente y, desde luego, no se despenaliza la participación del personal sanitario.

 

En estos días la sociedad está en deuda con miles de activistas y asociaciones, con enfermos y familiares que han sufrido innecesariamente, con el personal sanitario que presencia impotente el continuo de estos dramas, con aquellos que empujaron con su firma esta regulación… con todos aquellos que llevan años tratando de acercarse a esta demanda ciudadana, mediatizados por el escollo insalvable de la inseguridad jurídica, del reproche ético-moral, del ruido mediático, de la cuestión religiosa, y siempre azuzados por aquellos que se creen sentados a la derecha de Dios para imponer a todos sus propios planteamientos.

 

El debate agotador sobre a quién pertenece la vida, lo que es o no ensañamiento terapéutico, el inicio de los cuidados paliativos, el alcance del testamento biológico, los límites de la eutanasia pasiva, las tesis del pensamiento cristiano o laico… todo esto queda superado por la ley que acaban de aprobar los legítimos representantes de la ciudadanía. Ahora sí puede decirse que la eutanasia (con las salvaguardas que sean precisas) será un derecho recogido en nuestra legislación y que, llegado el caso, podremos decidir qué hacer ante una perspectiva de vida irreversible y de absoluta indignidad. ///

 

[Img #136592]

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.131

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.