Entrevista con Encarna Dueñas: Directora del centro de danza “La Clave”
“No solo me gusta bailar, sino transmitir con mi danza”
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En una de las últimas tardes de este febrero, sentadas frente a frente en un colorido sillón, descubrimos a una enamorada de la danza, que contagia entusiasmo tanto con sus palabras como con su forma de bailar.
Pinturas y esculturas con figuras en rítmico movimiento y largos espejos alrededor de un amplio salón, indicaban la naturaleza del lugar donde nos encontrábamos: Un salón de baile. Testigo de la historia de superación de esta bailarina benaventana: Encarnas Dueñas.
Su talento es un descubrimiento de sí misma. Su primer contacto con la danza fue a través de sus ojos. Así nos relata Encarna, cuando le preguntamos sobre sus inicios en la danza. “Desde muy pequeña me enamoré del ritmo. Si salía en la televisión algo de música o baile, siempre me quedaba absorta mirando, y arrancaba a bailar”. Su abuelo, sin lugar a dudas se constituyó en su primer admirador. “Me acuerdo que con 4 años, me decía que si le bailaba me daba un duro. Te aseguro que compré bastante chuches con mis bailoteos”, sonríe mientras nos cuenta.
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Encarna es consciente de que la capacidad y el esfuerzo son “alas de un mismo pájaro”. “Nunca dejé de estudiar; siempre me mantengo activa”, nos explica. “Mi formación en la danza se inicia en las escuelas municipales de Benavente. Empecé con ballet clásico, además de sevillanas. Posteriormente me entreno en el mundo fitness. A partir de ahí conozco los ritmos del funky y el hip hop. Con el tiempo, entre cursos y talleres, se sumaron más formaciones a lo largo de la geografía nacional, como por ejemplo, Zaragoza, Barcelona entre otros destinos”. Viaja mentalmente a su primera vez como profesora con tan solo 15 años. La ausencia de su propio maestro fue su primera oportunidad. Todavía recuerda los nervios de ese día
En un lenguaje llano nos relata los inicios de su escuela, que cuenta ya con más de una década - 14 años específicamente - con un alumnado con edades desde los 3 hasta los 70 años. Tras varios años impartiendo clases en varias escuelas privadas, gimnasios y en asociaciones de padres, esta actual empresaria, decide crear su propio espacio. “Me aventuré, me dio mucho miedo, pero nos lanzamos. Vivir del baile en aquella época era muy complicado”. “El apoyo de mis padres fue fundamental para tomar esta decisión”, argumenta.
Nos inquieta saber su opinión sobre la preferencia de los ritmos que la gente busca cuando visita la escuela “Depende.” nos dice. “Por ejemplo, los niños se interesan mucho por danzas urbanas, más que nada porque es la música que suelen escuchar ahora, y es lo que les apetece bailar. A los adultos les encantan los bailes latinos”.
Le preguntamos además, porque un negocio como el suyo se ha vuelto tan popular en estos días. “Bueno, creo que el ocio de la gente ha cambiado. Ahora a la gente le apetece, aparte de cenar y tomar unas copas, también disfruta con bailar. Hemos vuelto a la vieja usanza. Al bailar la gente desconecta de la vida cotidiana, conoce gente, socializa. El ambiente es muy sano”, señala. “Yo soy la primera que me voy de vacaciones a algún sitio, y busco donde puedo ir a bailar. Hablando quizás no te entiendas en un país con un idioma distinto al tuyo, pero bailando sí. Es una maravilla. El baile rompe fronteras. Ya existe un turismo de baile. Hoy en día hay curiosidad por saber cómo se baila en otros sitios”, prosigue con su explicación.
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Ella lo ha vivido directamente. Ha dejado “la marca de su calzado” bailando en suelos tan diversos como el Caribe tropical (República Dominicana y Cuba), o europeos como Venecia.
Todos tenemos ejemplos a seguir. Ella no escapa a ello. Destaca dentro de los mentores que admira al italiano Fernando Sosa, director del Tropical Gem Dance Company. “Es un crack. Como bailarín es un fenómeno, y admiro mucho su metodología de enseñanza”, enfatiza.
La escuela, imparte una gran variedad de disciplinas que van desde los ritmos latinos, españoles, danza oriental, música contemporánea hasta el ballet clásico, no solo está enfocada para aficionados. También a maestros. “Es muy diferente que te guste bailar y aprendas muy bien, a saber enseñar y enseñar muy bien. Hay que saber transmitir a los alumnos, y que ellos absorban tus conocimientos y por eso nuestra escuela está para ayudar a los docentes en ello”, expresa.
Encarna considera el baile como una actividad terapéutica. “Es una manera de romper con el miedo de relacionarse. El apoyo y el respeto que se dan mis alumnos unos a otros, es fundamental para su aprendizaje social. A La Clave viene gente que ha pasado por circunstancias difíciles, y su día de baile es su día obligado de salir. Les ayuda a salir adelante en la vida”. Explica.
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“A mucha gente le da vergüenza lo del baile; el hecho de arrancar, porque tenemos muchos pudores y cosas absurdas, que bailando las pierdes. La Clave es un sitio de encuentro, allí nunca te encontraras solo, siempre tendrás con quien bailar y pasar un rato agradable”, nos dice.
En cuanto al porque del nombre de la academia; nos contesta con una onomatopeya, “tac, tac, tac, tac, tac”, acompañada de sus manos, reproduciendo el sonido del famoso instrumento llamado con el mismo nombre de la escuela. “La Clave en esta vida es disfrutar, es bailar. La música también se escribe y se lee en claves: Nuestro logo tiene la clave de Sol”. Para mi es el nombre perfecto”, se expresa.
Como maestra se centra en impartir bailes latinos, la kizomba y las danzas urbanas para niños. De los ritmos españoles a manera personal disfruta con el paso doble. Las demás disciplinas son impartidas por su cuerpo de profesores.
Al hablarnos sobre la filosofía de la escuela confiesa que la competición no entra dentro de la misma. “La competencia no me gusta. Por eso no participamos en ningún evento competitivo como centro docente. Para mis todos mis alumnos son iguales. Hay que valorar el empeño y el esfuerzo de todos, y en mi opinión la competición no lo permite”.
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La escuela realiza anualmente un festival de fin de curso donde todos sus alumnos sin exclusión alguna, exponen los avances alcanzados en clase. Disfrutan también de una fiesta campera donde se relacionan de manera más relajada. Además cada año aportan todo su talento para la gala benéfica para la Asociación de fibromialgia y fatiga crónica de Benavente. “Asimismo, realizamos excursiones con nuestros alumnos para bailar en otros ambientes, como por ejemplo festivales de danza en Valladolid, y participamos en la Cabalgata de Reyes y en el Desfile de Carnaval de nuestro Benavente entre otros eventos”, apunta.
¿Tienes una canción o ritmo especial que te vuelva loca y te arranque a bailar? Sin preámbulos nos responde: “Llorarás” del salsero venezolano Oscar de León. “Pasaran los años y no pararé de emocionarme, tanto al oírla como al bailarla”.
Una frase del famoso escritor y docente Ever Garrison sublimiza a Encarna y convierte su labor en un ente de cambio: “Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos”.
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