Día Viernes, 03 de Octubre de 2025
Santos Ferrero Uña elogia la bodega como recinto para una mejor conservación de la fruta
Son ya más de 35 años los que lleva un vecino de San Pedro de la Viña atesorando una de sus más preciadas joyas, la fruta, las manzanas, peras y productos de la huerta. Y lo hace en la bodega porque es el lugar donde mejor se conserva, el más natural. Esto es lo que refiere el vecino de San Pedro de la Viña, Santos Ferrero Uña.
En el lagar, bajo tierra, a una temperatura constante y, más aún, con el perfume de las velas que iluminan las estancias, los ordenados almacenes de productos fruto de los árboles. De esa plantación en ladera, mirando al sur y abierta al sol naciente. Hasta el agua de lluvia es aprovechada en una gran balsa para que llegue a los frutales. El mimo de este artesano de la fruta hace que los tratamientos sean los mínimos, solamente los necesarios, y elaborados como la secreta pócima del druida a base de hierbas del monte.
La sostenibilidad es tal, la crianza ecológica del producto que eso llega a traducirse en el calibre de las piezas de fruta y, sobre todo, en su olor y sabor. Santos Ferrero Uña sostiene que las cámaras frigoríficas no son el lugar más apropiado para conservar la fruta y por eso lo hace en la bodega. En esos recintos excavados bajo tierra donde se elaboran los caldos y son espacios favorecedores de encuentros familiares y de amigos.
Ese templo de la amistad lo ha convertido Santos Ferrero en santuario de la fruta. Este frutero regresó a San Pedro de la Viña hace 35 años tras haber regentado un bar restaurante en Madrid. Retornó a sus orígenes, al pueblo, "porque es donde mejor se vive" y echó a andar una aventura plena de satisfacciones personales y, porqué no decirlo, dinerarias. Su constancia, entrega, la pasión que irradia este frutero se extiende no sólo a la producción, sino a la conservación. No en vano, sus frutas reciben los mayores elogios en los mercados de El Puente de Sanabria o en Pombriego, a lomos de la tierra de La Cabrera y el Bierzo, donde ofrece su amplia gama de productos bajo la marca "Frutas Trefacio" con el lema "de lo bueno, lo mejor".
La culpa de todo ello la tiene ese mimo especial desde el mismo proceso de la poda, la retirada de las cortezas de los troncos y de las ramas, el abono natural, los tratamientos ecológicos y hasta la recolección. Todo con mimo hasta llegar a la bodega donde callejones y lagares centenarios se erigen en almacenes rodeados del sabor a la tierra.
El recinto subterráneo se hace santuario de una de las joyas más preciadas del campo, de la fruta. De manzanas de variedades como la Golden Delicious, Golden Marlene, Pink Lady, Granny Smith, Fuji, Royal Gala, o peras como de la clase Roma, la Coruja, Conferencia, Marlene, etc. Ni que decir tienen los productos hortícolas y una variedad de patata en peligro de extinción y con una antigüedad centenaria, de la que refiere Santos Ferrero como "la mejor para cocer con el pulpo".
FOTOS: M. A. C. ( Santos Ferrero Uña junto a sus frutas en la bodega y en el campo de frutales, en unas instantáneas de esta mañana)
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