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Comarca de Benavente

El Agavanzal se hace romero

M.A. Casquero Domingo, 08 de Septiembre de 2019 Tiempo de lectura:

Numerosos devotos de Olleros y localidades vecinas desfilan con la imagen de la Virgen del Agavanzal junto a la ribera del Tera y el camino jacobeo sanabrés

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El santuario de Nuestra Señora la Virgen del Agavanzal se hizo este mediodía romero. Fueron numerosos los vecinos de Olleros de Tera y de las localidades próximas los que asistieron a la fiesta de la Señora en este templo mariano rico en historia junto a la ribera del río Tera y por donde cruza el camino jacobeo mozárabe sanabrés.

 

Al mediodía de este sábado 7 de septiembre se recordaban en la ermita santuario las concurridas romerías que se organizaban en este templo construido en los albores del siglo XVII y que gozó ya poco después de sus orígenes de una bula papal, del Pontífice Inocencio X, en el año 1654.

 

Una ofrenda floral a Nuestra Señora la Virgen de Agavanzal daba paso a la misa oficiada por el párroco Laureano Fernández y al desfile procesional alrededor del santuario. Los sones musicales de los gaiteros Colino lograron realzar la lenta comitiva con la Señora. Guapa ella, ataviada con las mejores galas, con una capa de paño damasquinado rojo y con bordados de hilos de oro. Su testa coronada de plata resplandecía con el sol y, más aún, recogiendo la veneración de sus devotos.

 

Se rememoraba así una antigua tradición de siglos en torno a la sede de la Señora del Agavanzal, a la sede de la patrona de esta zona ribereña del Tera y de su embalse bautizado con la advocación del arbusto donde la creencia popular aduce se encontró una pequeña imagen de la Señora.

 

 

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Una ermita que data de los albores del siglo XVII y goza de bula papal

 

El templo, primero ermita y después santuario, en manos de la familia Bustamante con casa palaciega en la ciudad de Toro hasta el 17 de octubre del año 1950 en que fue vendido al Obispado de Astorga junto a los terrenos de su Coto Redondo del Agavanzal. Ante notario el prelado astorgano, Jesús Mérida Pérez, se hacía cargo para la diócesis maragata de la ermita, casa del ermitaño, huerta y una finca por el precio de 3.250 pesetas que venía a abonar a la hasta entonces propietaria, la baronesa de San Vicenso, doña María Menéndez Valdés y de Bustamante, legítima heredera del linaje de los Bustamante con casa palaciega en la villa toresana.

 

A raíz de las terceras nupcias del tercer Barón de Covadonga, Ramón Valdés y Armada, mayordomo de semana del rey Alfonso XIII, con doña María Menéndez Valdés y de Bustamante, el monarca a través de un Real Decreto de 20 de octubre de 1893 en memoria de un antiguo Señorío de la Casa, que databa de 1646, otorgó el título nobiliario a la legítima heredera a la que le correspondió al fallecimiento de su madre, Eustaquia Bustamante Rodríguez, la propiedad d euna finca en Olleros, de las 62 que componían la heredad de tierras denominada "la Única" procedente del mayorazgo de Bustamante.

 

Esta ermita santuario de Olleros de Tera que ha venido sufriendo constantes reformas desde su construcción en los albores del siglo XVII por don Diego de Bustamante y Melgar, perteneciente a la Orden de Santiago, caballero de la Reina y dueño del Coto Redondo del Agavanzal, gozó ya desde sus orígenes con una bula de indulgencias para sus cofrades expedida en Roma por el Papa Inocencio X en el año 1654, a sólo unos meses antes de fallecer el Pontífice en la Ciudad Eterna el 7 de enero de 1655. Una copia del retrato en lienzo del promotor de la construcción de la ermita se alza en el interior del templo, al igual que los de algunos benefactores ilustres junto a los exvotos en tela policromada o en cera.

 

 

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Restos de una bala napoleónica

 

La historia ha dejado numerosas huellas en esta ermita santuario como en la época napoleónica a través de los restos de la bala de un mosquete alojados sobre una imagen de Santa Ana en una de las imágenes del retablo central. El hallazgo se determinaba durante los trabajos de restauración del retablo mayor hace ahora 7 años, en septiembre del año 2012. No obstante, los técnicos en restauración apuntaron entonces a este redactor que la imagen de Santa Ana no se encontraba en el actual camerino del retablo, sino que más bien procedería de la antigua ermita o de otro templo diferente y en otro lugar.

 

Con la restauración del retablo se llegó a determinar también su fecha, en el año 1730 y que fue expresamente hecho para este templo mariano unos años después de la ampliación del edificio de la antigua ermita.

 

FOTOS: M. A. C.

 

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