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Comarca de Benavente

Vidriales se hace romero

M. A. Casquero Sábado, 31 de Agosto de 2019 Tiempo de lectura:

Una veintena de pendones desfila desde Carracedo con el copatrón San Lucas al encuentro con la patrona del Valle, Nuestra Señora la Virgen del Campo, en el santuario de Rosinos

Numerosos romeros llegados desde las localidades del Valle de Vidriales participaron este mediodía del sábado 31 de agosto en la fiesta romera dedicada a la patrona, a Nuestra Señora la Virgen del Campo con sede en el santuario de Rosinos de Vidriales.

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Previamente partía desde Carracedo de Vidriales, desde la la iglesia sede del copatrón del Valle, de San Lucas del Espíritu Santo, una comitiva de una veintena de pendones, casi todos ellos de las vecinas tierras leonesas, acompañando la imagen de San Lucas hasta el templo mariano de Rosinos. El camino se hacía largo debido a los fuertes rayos de sol. Hasta las nubes abrían paso al desfile dejando un firmamento roto sólo por las miradas a lo alto de los pendoneros. La quietud del viento dificultaba que los paños ondeasen mostrando todo su poderío.

 

Parecía como si las enseñas quisieran extenderse ondeando al ligero viento al encuentro con la patrona. La imagen  de la Señora salía a recibir a la comitiva a la entrada de la explanada del templo mariano mientras el incesante repique de las campanas transmitía los tañidos a la lejanía y los sonidos musicales de la agrupación Bañezaina se confundían con los rezos y cánticos de los devotos.

 

Un pasillo de pendones inclinándose a la llegada de los patronos iniciaba la procesión por la explanada del santuario hasta llegar al templo adonde el administrador Diocesano de Astorga, Sede Vacante, José Luis Castro, presidía la misa solemne en la que por necesidades pastorales no pudieron cooficiar algunos sacerdotes de la zona y vinculados al Valle de Vidriales. Eso si, el párroco Miguel Hernández, daba su buen hacer litúrgico como maestro de ceremonias.

 

Al finalizar, la asociación amigos del santuario de la Virgen del Campo ofrecía recuerdos, así como en la galería porticada algunos devotos se refrescaban con alguna que otra bebida. Otros, sin embargo, preferían el puesto de los helados. Ya era hora de comenzar a despejar el más que ocupado aparcamiento de vehículos y trasladarse a la mesa y mantel de las comidas familiares o de convivencia. De la fiesta romera vidrialesa por excelencia.

 

FOTOS: M. A. C.

 

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