Día Viernes, 21 de Noviembre de 2025
El que suscribe, de más de ochenta años de edad, como se decía en los documentos públicos fechados antes de la instauración del Registro Civil a finales del siglo XIX, tuvo la suerte o desgracia, vaya Ud. a saber, de ser alcalde, a secas, del Ayuntamiento de esta excelentísima villa, condal y ducal al tiempo, y voy a tratar de exponer, sucintamente, mi experiencia de esas más de ocho décadas, casi todas ellas vividas a tiro de piedra de los siempre famosos Cuestos de la Mota.
Julián Cachón González
Todo niño con más de diez años, y máxime si era vecino de las Motas, corrió, jugó y se aventuró por tan atrayentes peligros pasando horas de correrías por ellos y se llegaba a conocer cada palmo de los mismos al dedillo.
![[Img #8713]](upload/img/periodico/img_8713.jpg)
Los Cuestos, en general, encierran entre sus entrañas no una dócil y triste vaca lechera, sino un Miura o conde de la Corte cinqueño y con seis hierbas, que se arranca hasta las moscas. Los Cuestos de la Mota Vieja son mansos por tener más suavidad en sus desniveles y exentos de peligrosos cortados. Algo colaboraron a ello los hombres asturianos de aquellas docenas de familias de desplazados por mor de la desgracia y la guerra fraticida. Por los años 39-40, aproximadamente, fueron recogidos en dependencias del Monasterio de San Francisco, entonces medio habitable, decentemente alimentados y, a los más fornidos y jóvenes, entretener sus infértiles ocios, con pico y pala para suavizar los Cuestos de la Mota Vieja, hacer un camino natural desde lo alto a la Cuesta del Río y suavizar, también, los desniveles sobre el antiguo Centro de Higiene y Explanada bajo el Parador Fernando II. En los bravos Cuestos de la Mota Nueva, también intervinieron, sí, plantaron cientos de pinos en todos ellos, no hace mucho arrancados los supervivientes en esta España arboricida.
Mota Nueva. Hay que partir de la base de que la constitución de los Cuestos es endeble. No es compacta arcilla, pura y fuerte. La mezcla de arena y vetas de fallas dan fragilidad a los mismos, máxime en años de nieve y abundantes aguas. Entre la Mota Vieja y la Nueva, había un lugar en pleno cuesto llamado el arenal, había amplias oquedades y de allí de la nevera bajo la explanada, se extraía arena para fregar las chapas de las cocinas de carbón.
Los
Cuestos en general y la zona arruinada en particular se han ido desgastando
como azucarillo en agua de los que antaño hacía el viejo pastelero Risquis bajo
el vendido reloj de Santa María. Es importante ver la foto del inglés Clifford
de 1853 aproximadamente, publicada por Ledo del Pozo, y la de Pablo testera del
año treinta. En esta se ve la fuente de agua sosa y los cortados hacia el
castillo antes de llegar al subterráneo. Lo que ahora se ha ido a la puñeta
siempre fue peligroso y conflictivo. Jamás, dice equivocado un técnico de la
Junta, allí se rellenó, siempre hubo un peligroso hueco que aumentaba sin
cesar. Hubo un desplazamiento de tierras que invadían con sus desplomes la
carretera del Caracol, interrumpiendo el tráfico desde hace años y décadas.
La fuente de agua sosa no ha colaborado en esta progresiva ruina tan catastrófica. Fue canalizada cuando hace unos dieciocho o veinte años, creo que era alcalde el señor Zapatero de los del PP, la Junta intervino y dicen pagó la obra, jamás realizada con el propósito, incumplido, de amansar al peligroso Miura que los Cuestos encierran. A nuestros Cuestos, tenían que haberles intervenido con múltiples terrazas que descargaran tan inmensa presión de tan corredizas tierras. Tal escalonamiento hubiera facilitado más su estabilidad.
Los muretes de contención, eso no es un muro, que montaron, son y eran de coña. Se parecen a los decorados que adornaban el escenario de las revistas de Celia Gámez y coetáneas que los llevaba el aire y cargaban mozos de cuerda enclenques. Los bloques de cemento huecos, propios para cercas de huertos o gallineros pero no para contener al Miura, ni siquiera a un eral morucho, de los Cuestos. Fueron y son los que quedan, de panderete o tabique casillero. De pena si no fuera trágico.
De la rampa piñonera o escalestrix montado hace un año, en contra de la opinión mayoritaria del pueblo, eso no es ni de la argentina Celia Gámez. Es propio de las tonadilleras que venían al famoso bar cantande Choris, mi vecino y amigo, que además rifaban botellas de Tres Cepas o anís Viriato, entre la concurrencia.
La
originalidad, la belleza y naturaleza de los cuestos quedó bajo la madera,
puntas y plásticos. A los cuestos, para acelerar la ruina, le pusieron pringosa
gabardina y gorra sin higo. Me explico: la tierra es un ser vivo y cambiante. A
los cuestos, además de forrarles con ese adefesio de escalestrix, dicen que
pagados los más de cien millones de pesetas, el 70% por la Junta y el 30% por
los vapuleados siervos benaventanos, mejor empleados en obras de beneficio
municipal y social, se quemaron en ese montón de pino que yace ridículamente
panza arriba y escoñado por el arrastre de tierras.
Además de tan caprichosa y deleznable rampa kilométrica, a todo el Cuesto le han castigado con gabardina y gorra política, que no les permite respirar. Los Cuestos, toda tierra del orbe se moja, lluvias, nieves … y seguidamente se seca, la secan soles y vientos que evaporan aguas de sus entrañas. Aquí tanto técnico, unos de digna oposición y otros de gatera política, debieron de haberse percatado que con tan irrespirable gabardina y gorra hasta las orejas, lo que conseguían plenamente es que los Cuestos almacenasen miles de metros cúbicos de agua y provocasen, acelerando, la amenazadora ruina que se esperaba sucediera.
![[Img #8716]](upload/img/periodico/img_8716.jpg)
No sé
los tiempos que el cadáver técnico-político-naturaleza, estará de cuerpo
presente e insepulto recostado al benéfico sol de poniente del que tanto tiempo
ha estado privado por la negligencia, abandono y oficial colaboración. Sí sé
que si algún día le dan política sepultura, volverán a cubrir sus despojos, sin
muros de hormigón armado, con gruesos tetraceros y múltiples terrazas que
frenen el peso y trapío del Miura. Lo que siento volverá, será el caro, inútil,
antiestético escalestrix y temo también volverán a cubrir tanta desvergüenza
generalizada, con asquerosa e irrespirable gabardina y gorra sin higo.
Lo que sí es cierto es que la madrugada del 16 de marzo de 2013 quedará impresa en la mente de todo buen benaventano, como uno de los más aciagos días de nuestra local historia. Nunca se olvidará. Tenemos que erradicar a bandas de higos y Miuras enchiquerados. No se admiten higos ni verborreas. ¡Jarto está el respetable! Entre todos la mataron …
Julián Cachón González
![[Img #8715]](upload/img/periodico/img_8715.jpg)





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