Juan Carlos de la Mata ilustró sobre la industria del chocolate y la cera en Benavente a los alumnos de la UNEX

Si bien durante los siglos XVII y XVIII el chocolate era un aristocrático producto cuyo consumo estaba prácticamente restringido a ciertas capas sociales, en los siglos posteriores se fue progresivamente popularizando su consumo y extendiéndose a otras capas de la población. Uno de los oficios que cobraron cierta importancia en Benavente durante los siglos XIX y XX fue el de chocolatero. Este trabajo en ocasiones se complementaba con el de cerero o fabricante de velas de cera. La situación estratégica de Benavente fue sin duda un incentivo para que diversos artesanos e industriales chocolateros instalen sus obradores y talleres en la misma.

La relación de maestros chocolateros establecidos en la villa durante el siglo XVIII de manera todavía testimonial, aunque ya significativa por su curiosidad y exotismo entre el conjunto de actividades asentadas en la localidad. Esta presencia de la actividad chocolatera aumenta progresivamente durante todo el siglo XIX, si bien durante gran parte de este siglo la producción está muy dispersa en pequeños obradores y productores artesanos. Sin embargo, desde las últimas décadas de dicho siglo se inicia un proceso de industrialización en la elaboración del producto, el cual afecta mayormente a los productores de mayor tamaño.

La mecanización de la actividad chocolatera también llega también a Benavente, aunque afecta a los obradores de una forma desigual. Se instalan modernas industrias de buen tamaño y notable producción, aunque se mantienen, no obstante, la elaboración de los chocolates a piedra y a brazo, incluso se alardea en la publicidad de algunas marcas de la época de esta condición de elaboración manual y tradicional como garantía de calidad artesanal por los pequeños obradores. El caso más destacado entre la industria chocolatera benaventana es el de la empresa Romero y Grande, fabricantes de chocolate y cera, quienes llegaron a poseer dos fábricas en Benavente, otras en Benavides de Órbigo (León) y Cional (Zamora), dando el salto a la capital de España a comienzos de la década de 1930, donde instalaron una moderna factoría para elaborar entre otras producciones sus chocolates marca “La Fama”.