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Entrevista

Samuel Peñastro, satisfecho por conseguir que la gente disfrute en cualquier lugar del planeta

Venancio Valbuena 1 Domingo, 23 de Diciembre de 2018 Tiempo de lectura:

Este benaventano ha saltado a la actualidad por haber sido elegido por Emilio Aragón como protagonista en Circlassica, un gran espectáculo de circo que conmemora los 250 años del circo moderno, interpretando el personaje de Nim, bisabuelo de Emilio Aragón

[Img #100690]Interbenavente: Samuel, ¿de dónde te llegó la vocación artística?

Samuel.- Mi padre es pintor, la posibilidad del arte la he vivido de una forma subconsciente y la posibilidad de ganarte la vida de una forma autónoma a través del arte o de la expresión personal supongo que estaba ahí, pero yo no he sido consciente hasta que no he hecho la reflexión años después dedicándome a esto. 

Con el tiempo he descubierto que la hermana de mi padre fue actriz. Por la parte de mi padre todos se han dedicado a las artes, mi abuelo también hacia teatro. Recuerdo que ya de mayor decía cuando veía la tele “si yo hubiera vivido estos tiempos hubiera sido actor”, es algo que le acompañó toda su vida. Su padre, mi bisabuelo, era cómico, era el artista principal en una compañía de teatro de la comarca, hay mucha más relación con este mundo de la que yo podía imaginar.

 

IB .- ¿Qué recuerdos tienes de Benavente?

Samuel.- Viví en Benavente desde los seis años. Cuando nací, mi familia vivía en Puebla de Sanabria y yo nací en Zamora, luego nos fuimos a vivir a los Pirineos y cuando tenía seis años nos vinimos para Benavente, donde estuve hasta los 19 años que fui a hacer la mili.

 

Estudié en el Colegio Buenos Aires y después en el Instituto León Felipe, realmente fui un niño inquieto, no mostré muchísimo interés por los estudios, por lo menos no tanto como por las artes, siempre estaba dibujando. Es gracioso porque mi hermano siempre quiso hacer teatro y yo dibujaba todo el tiempo, ahora él es diseñador gráfico y yo me dedico a las artes escénicas. Me gustaba mucho dibujar y hacer deportes, pero nunca me lo planteé como un medio para ganarme la vida. Mi padre tenía una tienda donde toda la vida daba clases de pintura, yo pintaba con él, pero no fue a más. Tuve muchas inquietudes y ganas de descubrir muchas cosas, fui un niño que nunca pasé desapercibido.

 

Recuerdo que participé en una obra de teatro con Juanjo el fotógrafo, en la que actuaban mi hermana y mi hermano, era “El sueño de una noche de verano”, yo era muy pequeño. En el colegio también hice alguna representación, yo era un chico inquieto, pero también tímido. Siempre la sensibilidad me ha tenido un poco retraído en situaciones sociales un poco grandes, nunca pensé que me fuera a dedicar a hacer cosas delante de un público, era el niño al que, si le tocaba leer en clase, saltaba en la silla de los nervios, realmente nunca me lo imaginé.

 

IB.- ¿Como fueron tus inicios artísticos?

Samuel .- Las artes escénicas eran para mí un hobby, teníamos un grupito en Benavente, yo hacía malabares y cositas para nosotros. Recuerdo que nos llamaron para hacer una animación de calle por el centro de la ciudad y ahí fue cuando tuve mi primer trabajo artístico remunerado. Después de la mili estudié forestales, mientras estaba en la escuela yo seguía haciendo malabares y cosas de habilidad de circo, así que empezaron a salirme algunos trabajillos que yo utilizaba por disfrute y eran una manera de tener un pequeño sueldo para mis gastos, pero sin ninguna pretensión más allá y sin plantearme dedicarme a esto. Piensa que hace más de 20 años y en España esto era un mundo que casi no se conocía, no tenía referencias de nadie que se dedicara al circo o que se hubiera hecho a sí mismo dentro de este mundillo. La gente que podía conocer era gente que había hecho teatro y luego hacían castings, anuncios, etc.. y creaban personajes para pequeñas compañías de teatro, era un mundo que desconocía bastante. A mí no me daba por pensar que podría encontrar una forma de vida con esto.

 

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IB – A medida que avanzabas en el mundo de las artes, ¿Quiénes eran para ti los referentes?

Samuel.- Yo no me fijaba en nadie en concreto, no tenía referencias teatrales muy grandes, yo he crecido viendo comedia, porque siempre me ha gustado mucho. He admirado mucho a la gente que lo hacía, pero de una forma como aficionado. He crecido escuchando Gomaespuma, viendo Les Luthiers y el tipo de comedia que se hacía en España en esos momentos como podrían ser Faemino y Cansado y Martes y Trece. Siempre me ha gustado mucho y ahora me doy cuenta de que realmente ocupaba mucho tiempo viendo ese tipo de cosas. Yo sí que me imaginaba dentro de esos papeles, pero de una manera muy utópica, repetía sus parodias, pero para mí o en grupos de amigos, no era algo que me hiciera sentir muy a gusto mostrándolo al resto de la gente.

 

 

IB - ¿Cómo fue el salto al mundo profesional de las artes escénicas?

Samuel - Conocía a una gente en Salamanca que hacían cosas entre aficionado y profesional, pasacalles, animaciones, era el mundo de los mercados medievales, a mí me gustaba mucho, admiraba a la gente que se dedicaba a eso. Empecé a hacer mi primer trabajo en el año 2000 en una compañía de teatro que fueron mis primeros referentes, venían del teatro, creaban personajes y los malabares los utilizaban como herramienta para mostrar el lado teatral.

 

En el año 2002, contacté con una compañía madrileña llamada Alehop, son la gente a la que le debo mi pasión por el circo y los payasos. Una compañía con más de 30 años de trayectoria, que trabajan internacionalmente haciendo grandes cosas, con ellos he trabajado en grandes proyectos. Ellos estaban ahí cuando se empezaron a hacer cosas en Madrid, el Circo de los Muchachos, Noche de Fiesta, la Bola de Cristal, etc. donde tuvieron cabida los pocos artistas que había en España en aquel momento. Alehop llevaba el sector del circo, la primera escuela de circo que hubo en España la montaron ellos.

 

Alehop estaba haciendo un casting en Madrid para trabajar en un parque temático de Alemania y me seleccionaron.  Yo por entonces no tenía ni idea del mundo del circo, tenía vagos recuerdos de cuando era pequeño, pero les conocía a ellos y me abrieron una ventana enorme a este mundo de fantasía circense y gracias a Churry, que es el director de la compañía, yo descubría no tanto el circo sino concretamente la pasión por el payaso y por el circo, porque ellos son apasionados y lo viven con mucha intensidad.

 

Este mundo circense tiene un lado un poco negativo y obsoleto en la conciencia colectiva, y a veces es más fácil ver ese aspecto por el declive Circense experimentado en los últimos 20 años... y lo bueno es difícil encontrarlo. Fueron Ale Hop quienes me descubrieron esa parte positiva, esa parte bonita, ellos tenían muy clara la magia del circo, consiguieron que conociera a los grandes del mundo del Circo en general y del Payaso en particular.  En el 2005 estuve haciendo un proyecto muy grande en la Monumental de Barcelona, mi primer payaso de circo, en 2010 hicimos el Circo Price, varios festivales de Circo importantes en paises como Russia, Turquia, Italia, etc... siempre a través de Ale Hop.

 

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IB - ¿Cómo defines al payaso que tú interpretas?

Samuel.- Has dado en la pregunta clave. Es muy difícil de contestar, el payaso como concepto es básicamente una filosofía. Suena un poco profundo... Ahora hay grandes escuelas donde formarse, antes se iba trasmitiendo de generación en generación, se han escrito muchas cosas a lo largo de la historia, pero realmente la esencia del payaso se puede ver ya en las películas del cine mudo, Charles Chaplin, Buster Keaton,  en ellos está la esencia, por supuesto hubo muchos antes pero no se conservan documentos tan reveladores y representativos, aunque ellos no inventaron casi nada y después de eso no se ha inventado mucho más..... podría decirse que es un personaje excéntrico, inocente y soñador con el que la sociedad se siente identificada, relativamente perdedor, pero que al final, de una forma relativamente honesta, pero dudosamente ética, consigue "salirse con la suya".

 

La escuela rusa no coincide con la europea en la definición, aunque hay muchas escuelas, las definiciones incluso se contradicen. Yo me fijo en personajes a los que considero payasos, pero hay otra gente que hace otro tipo de comedia, que yo no la meto en el perfil de payaso, pero también sigue siendo válido para mí.

 

A mí me gusta que se me identifique con un payaso, pero ajustarse a una definición es acotarte demasiado, al fin y al cabo, es solamente una palabra, como dice un amigo mio.


Como yo lo veo el payaso no se interpreta, se es, ya que es una proyeccion de tu personalidad... Podria decir que "mi payaso" es ingenuo y soñador, para el que la vida en sí misma es un regalo y la vive con total entrega e intensidad, celebrando cualquier cosa que sucede a su alrededor, es un entusiasta, un romántico. 

Yo veo a un Payaso más que en el que dice o hace cosas divertidas, en el que hace cosas normales de una forma divertida o diferente.  

 

Estas son algunas de las respuestas que han dado algunos de los grandes cuando les han hecho esta pregunta:

¿Que es el payaso?

Es imposible desfinirlo, porque un payaso es tan infinito como nuestros sueños. (Slava Polunin)

El payaso es un conjunto de elemento muy difícil de definir con precisión. (Diario Fo)

Definir el payaso es extremadamente difícil, porque los payasos tiene un secreto que ni ellos mismo conocen. (Gunda Dimitri)

Definir con precisión al clown o al payaso es una tarea difícil. (Edgar Ceballos)

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IB - ¿Y por qué crees que se usa payaso con connotaciones negativas?

Samuel.- Así es, yo creo que la sociedad es muy competitiva y parece que nos exige estar siempre estupendos, arreglados, exitosos, imperturbables, seguros de nosotros mismos... y que la incertidumbre, la inseguridad, el caos o el fracaso son síntomas de debilidad que no nos podemos permitir, pero todos los experimentamos en mayor o menor medida, aunque no nos guste mostrarlo. El Payaso afronta esta realidad de cara y sin complejos, con determinación y entusiasmo.... esto hace que el espectador, subconscientemente, se sienta identificado y reconfortado.

Por esto a la sociedad le gustan los ingenuos, los tontorrones. Al final el término se manipula, se decodifica y se ensucia con connotaciones negativas por que la reacción social natural es intentar ocultar o escapar de esta condición. Pero al verlo en otros nos sentimos identificados, porque es la esencia de la persona. Todos nos sentimos en alguna ocasión fuera de contexto, donde sea, en situaciones cotidianas, aunque sea algo tan simple como atarnos los zapatos en la calle.

 

IB - ¿Cuál es la diferencia entre actor y payaso?

Samuel.– La diferencia entre un actor y un payaso, es que el actor encarna y crea un personaje a partir de unos patrones de conducta. El payaso vive el personaje. El payaso que cada uno experimenta es algo que está muy dentro de la personalidad de cada uno. Yo no creo un personaje, yo trabajo a partir de lo que siento, si no lo siento no puedo proyectarlo. Para el Payaso hay una relación directa con el espectador, por eso conecta. Como actor yo puedo crear un personaje ajeno a mi personalidad. Para mí, el payaso es la persona que soy, suavizando determinados aspectos de mi personalidad o potenciando determinados otros, pero en esencia es la persona que eres, pero sin toda la carga social de la vida adulta. 

Por eso nos sentimos identificados, porque es una conexión con el niño que has sido en algún momento, por eso ese lado ingenuo, tonto, entusiasta, inocente que a mí me gusta y que para mí es lo que realmente define al payaso.

 

Yo tengo un payaso muy blanco, muy bonachón, creo que tenemos una herramienta para llegar al subconsciente colectivo y emocionar a las personas. Podría usar esto para hablar de otras cosas y ser más agresivo, hacer una denuncia o crítica social más directa y concreta, pero pienso que ya tenemos mucho de eso como para recordarlo todo el tiempo y en todas partes, por eso trabajo un plano más positivo y entusiasta, creo que el mensaje es igual de necesario o más.

 

Podría parecer que la emoción que mueve al payaso es la risa, pero va mucho más allá. Cuando ves a Buster Keaton o Chaplin te hacen reír, pero también sentir, soltar una lagrimita, te hacen emocionarte en otras muchas direcciones, que al final los grandes payasos es siempre lo que han hecho. Han estado muy cerca de la esencia del niño, pero con un pensamiento y una definición un poco ácida, para conectar con la sociedad adulta y como la esencia es la del niño, y todos hemos sido niños, cuando se hace bien hace que la gente, razonándolo o no, conecten con ese lado. Por eso nos cautiva.

 

 

IB.- ¿Cuál te gusta más el espectáculo de calle o los grandes escenarios?

Samuel.– Realmente me gustan los dos por cosas diferentes. Thelmo Parole es una creación que hice hace cinco años, después de 15 años de carrera. En esos 15 años me fue dejando llevar de un proyecto a otro y todas las cosas que he ido haciendo han sido un poco circunstanciales, pero las he ido utilizando como escuela.

 

Cuando empecé no tuve la suerte, buena o mala, de meterme en una escuela durante unos años y luego empezar a trabajar. Mi escuela ha sido, a lo largo de los años, la gente con la que he estado trabajando. He hecho un curso aquí y otro allá, pero casi siempre ha sido de forma autodidacta. Cuando he creado un personaje o he creado mi propia compañía, ha sido para trabajar diferentes aspectos que yo quería trabajar de mi profesión para llegar a un punto de calidad en el que no estaba en ese momento.

 

No he tenido la prisa de tener un material definitivo que mostrar hasta que creé Thelmo Parole hace cinco años. Entonces entendí que era el momento, que podía crear el espectáculo que a mí me gustaría ver. Entonces me fui a Londres, conocí Covent Garden, que es la meca del teatro callejero. Allí tienes un seguro, un horario, licencia, seguridad, un espacio regulado donde puedes ir a trabajar por tu cuenta y hacer el espectáculo, es como estar empleado.

 

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En Covent Garden tienen una historia muy grande de teatro de calle, vienen muchos artistas a lo largo del año. Allí rodé el espectáculo de Thelmo Parole durante un año con la idea de llevarlo a Edimburgo, donde hay un festival muy conocido de teatro de calle, para después intentar venderlo en el circuito internacional de festivales de calle, que es en el que me muevo ahora, el que me gusta y en el que tengo intención de seguir trabajando.

 

El teatro, el circo y el teatro de calle son tres contextos diferentes, que te ofrecen cosas distintas para desarrollarte como payaso. Yo he trabajado los tres aspectos. No lo he hecho por casualidad, sino con una intención bastante clara. Lo que hago en la calle me ayuda en el circo y al revés también, porque me ofrecen diferentes cosas. El circo es fantástico, ese mundo de fantasía ya está creado. Cuando la gente compra su entrada y las palomitas ya todo está prefijado en su estado de ánimo. Se escucha la música, se apagan las luces y todo va creando un estado de ánimo y una expectativa. Cuando está la luz negra y apareces en medio de la pista, la gente ya está pre acondicionada. En el subconsciente del público trabaja de esa manera, ya tienes ganado el respeto de ese público. Ellos no van a juzgar si eres mejor o peor, estás ahí y punto, luego tienes que mantener el nivel, y por supuesto que lo que hagas esté a la altura de la producción en la que trabajas y las expectativas de ese público.

 

En el circo hay una música, unas luces, una cortina y un montón de gente trabajando detrás para conseguir que cada cosa esté en el momento que tiene que estar para conseguir llevar al público a un nivel de fantasía que en la calle es muy difícil conseguir. El público sabe quién eres, te tiene en su programa, también hay una clase social determinada que consume ese tipo de espectáculos.

 

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La calle es muy diferente en este aspecto, la gente no sabe qué va a ver, y allí están todas las clases sociales. Puedes tener un vagabundo al lado de una persona de alta clase social viendo mi espectáculo y disfrutando de las mismas cosas. He trabajado mucho en los emiratos árabes donde coinciden en el público los trabajadores, que son verdaderos esclavos del siglo XXI al lado de jeques, que no saben cuánto dinero tienen. Ambos disfrutan del espectáculo y se ríen de las mismas cosas. Eso no tiene precio.

 

Es difícil empezar desde el anonimato en una calle o plaza vacía, como en Londres, a las nueve de la noche, y ver como poco a poco vas captando gente hasta llegar a doscientas personas, que no saben quién eres, pero de una forma subconsciente vas consiguiendo que esas personas consideren que les merece la pena detenerse y gastar un tiempo que posiblemente iban a dedicar a otra cosa. Creas una burbuja desde cero, no hay cortina, ni luces, no hay nada, eso que consigues es mágico y te genera mucha excitación y adrenalina, esto crea muchísima dependencia y una vez que lo experimentas lo necesitas. Es una experiencia abrumadora muy difícil de explicar.

 

La seguridad que te da un gran circo es muy bonita y trabajar con grandes nombres es genial, pero esa magia que tiene el Teatro de Calle es incomparable.

 

Existe un circuito internacional de festivales de Teatro de Calle super interesante en el que he conseguido entrar con mucho trabajo y tener un nombre, en los últimos 5 años he trabajado en unos 20 países diferentes, lo que he experimentado y aprendido en este tiempo creo que aún no lo he descubierto.

 

Así que no, no tengo respuesta para esa pregunta.

 


IB .-¿Qué te ha dado Thelmo Parole?

Samuel.- En estos cinco años he viajado por cuatro continentes haciendo Thelmo Parole y por supuesto aquí en España. Ahora estoy trabajando para Productores de Sonrisas, que es una de las mejores productoras de circo españolas, en un proyecto muy grande y con el nombre Emilio Aragón, suena muy grande y lo es, no podría estar más contento y satisfecho. El trabajo que he estado haciendo con Thelmo Parole es diferente, pero para mí es igual de importante si no más, es mi proyecto personal con el que he trabajado en Canadá, Sudáfrica, toda Europa, Japón, Taiwán, es mi espectáculo. El proyecto de circo es algo que han escrito para mí, por supuesto que es grandísimo, y trabajar en una producción así bajo la dirección de Emilio Aragón es un regalo. Pero Thelmo Parole es un proyecto que yo he creado desde cero, que yo dirijo y produzco y me ha llevado a donde estoy ahora. En esa profesión cada paso es importante si te ayuda a evolucionar. El trabajo con Emilio Aragón es el resultado de la inercia de todo este trabajo que he hecho anteriormente, y espero que este sea solo un paso más.

 

 

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IB - ¿Cómo llego hasta ti Emilio Aragón?

Samuel.- Productores de Sonrisas lleva más o menos los mismos años que yo en la profesión. Vienen de una familia de circo también y a lo largo de estos años hemos hecho alguna colaboración a través de Alehop. Ellos, Productores de Sonrisas, ofreció a Emilio Aragón la dirección de este proyecto con motivo de los 250 años del circo moderno. Contactaron con Emilio y buscando un personaje principal para llevar el hilo del espectáculo vieron mi trabajo y pensaron que encajaba en el perfil que necesitaban, a Emilio le gustó el material que yo tenía y encajó en el personaje de Circlassica. Yo me enteré en verano, cuando estaba en plena temporada de trabajo. Empezamos a ensayar en Octubre, cada vez más contentos, me fueron dando más peso en el espectáculo y aquí estamos.

 

 

 

[Img #100695]IB. - ¿Cómo es el trabajo con Emilio Aragón?

Samuel.- Yo he crecido con Emilio Aragón, viendo su comedia en televisión, siempre he respetado mucho su trabajo, además viene de una gran dinastía de grandes Payasos y entiende de Circo... todo esto al principio me imponía un poco, cuando estás en un proyecto así quieres estar a la altura. No es lo mismo trabajar con tus registros y con tu material que trabajar con un equipo tan grande en el que eres parte de un todo y donde te dirigen. Pero luego, él es tan cercano, tan sencillo y tan majo que ha sido superfácil. Él lo tiene muy claro, te marca lo que él ve, como lo ve y como lo quiere, pero luego te dice cosas como “...lo más importante es que tú te sientas cómodo”. Así que, he podido aportar mi propio punto de vista y luego una vez que he visto cómo trabaja no ha sido difícil relajarme, poder fluir y quitar ese bloqueo y olvidarme de que estoy trabajando con un hombre tan grande y simplemente confiar en lo que tengo, intentando hacer lo mejor. A parte de Emilio han participado en el proyecto muchos otros grandes profesionales, ayudantes de dirección, coreógrafos, regidores, equipo técnico, etc, un lujo, con un equipo así es más fácil confiar en lo que haces.

 

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IB - ¿Cómo está siendo la respuesta del público?

Samuel .– Hemos empezado con lleno total, en su estreno ya teníamos vendidas más de 100.000 entradas. La compañía es un equipazo, todos los números que hay han ganado premios en festivales, técnicamente es un espectáculo muy fuerte. La historia que ha contado Emilio es muy bonita, muy romántica, perfecta para este momento de Navidad, público familiar. Toca la fibra sensible del espectador y está muy bien contada.  En estas primeras funciones estamos muy contentos. A diario más de la mitad del público está en pie aplaudiendo, no se puede pedir más.

 

 

IB - ¿Hay proyectos para después de Circlassica?

 

Samuel.- En principio, este espectáculo está hecho con idea de continuarlo al igual que otros proyectos de Productores de Sonrisas, como El Circo Mágico, que sigue en marcha durante un tiempo.

 

He tenido la suerte en mi trabajo de que nunca he proyectado para llegar a un sitio concreto. Al igual que me vino el primer trabajo sin comerlo ni beberlo, quiero creer que la propia inercia del trabajo te va llevando, yo confío que así sea. Sigo trabajando y disfrutando al máximo de mis posibilidades para mantener esa inercia. Ha sido así en cada uno de los pasos que he ido dando, yo no proyecté para ir al circo a Francia ni a Londres, la vida me puso ahí, me gustó y me quedé. Con este proyecto es un poco lo mismo. Ahora mismo me está conociendo mucha gente nueva. Estoy haciendo un trabajo diferente y la inercia de esto dirá por sí sola, supongo que me llevará al siguiente escalón.

 

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Estoy muy centrado en Thelmo Parole, el personaje que hago en el circo es él, en esencia es lo mismo. Estoy muy contento porque estoy aportando el personaje que he ido haciendo. La definición de lo que yo hago está llevando a buen puerto porque me vale para diferentes proyectos. Quiero seguir con esto y creo que me queda un tiempo para seguir haciendo festivales de Teatro de Calle, es un circuito muy grande y muy bonito.

 

Mi idea para un futuro es traducir el material que hago para llevarlo a sala, con las posibilidades que me puede ofrecer. Realmente este trabajo solo lo puedes hacer si tienes mucha pasión. Es muy duro, más bonito que duro, pero muy duro. Hay momentos en los que por mucho que te guste es muy difícil estar ahí. Te exige un estado de alerta y una continua evolución que a veces es cuesta alcanzar. Llevo 20 años disfrutando de cada proceso, algunos han sido más duros y lo he hecho porque se suponía que era lo que tenía que hacer. He hecho grandes sacrificios, pero con convicción y con grandes resultados, eso convierte el sacrificio en algo estimulante. 

 

Lo realmente importante es seguir disfrutando y así poder seguir haciendo esos "sacrificios" para seguir creciendo, llegando a nuevos y más grandes resultados.

 

IB - ¿Cuál es tu sueño?

Samuel.- Mi sueño lo llevo cumpliendo muchos años. Mi sueño era seguir evolucionando y disfrutando lo que hago, no perder la pasión. Tengo una vida solvente y muy satisfactoria, vivo de mi pasión. Sueño con poder seguir haciéndolo.

 

IB - ¿Has logrado el éxito que esperabas?

Samuel .- Tengo salud, amor, una familia estupenda, amigos que son como hermanos...tengo 41 años y siento que esto no ha hecho más que empezar. Supongo que el éxito es subjetivo, yo no puedo pedir más.

 

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