Pedro Mario
El primero en tomar el testigo de sus padres fue Pedro Mario, el primogénito. No es fácil con tan sólo 22 años y sin tener previos conocimientos culinarios, dedicarse de lleno al mundo de los fogones. Pero eso no era obstáculo para alguien con la mente ávida por aprender, simplemente tenía que beber de los “grandes” y empaparse de sus conocimientos. A partir de aquí comenzó a descubrir la obra de aquellos que habían llevado la cocina española al reconocimiento internacional, maestros como Joan Roca, Pedro Subijana, Juan Mari Arzak, Ferrán Adrià, Martín Berasategui, Andoni Luis Aduriz y Manolo de la Osa, le sirvieron de guía, y convirtió las obras culinarias de cada uno de ellos en su lectura de cabecera. El tiempo le recompensaría y llegó a compartir jornadas de trabajo con aquellos a los que profesaba una profunda devoción. Se dejaría influenciar también por otros maestros internacionales como es el caso de Antoine Carême, Michael Bras y Frédéric Bau, entre otros.
Gracias a él la cocina de El Ermitaño ha traspasado fronteras, y ciudades como New York, Londres, París, Río de Janeiro y Lisboa, han podido conocerla de primera mano.
Óscar Manuel
Cuando comenzó su andadura en la cocina, apenas había dejado a un lado su niñez. Con quince años “Jose Luis” le recibió en su Escuela de Hostelería madrileña, donde aprendió las bases de la buena gastronomía, que le sirvieron para comenzar a zambullirse de lleno en la cocina de El Ermitaño. Como cualquier autodidacta, leer era su mejor alternativa. Cocineros relevantes como Andoni Luis Aduriz, Joan Roca y Quique Dacosta, entre una lista interminable, le han servido de inspiración. Aprender sus técnicas le servirían para convertir la gastronomía castellana en una cocina mas evolucionada, sin perder ese toque de tradición.
Su juventud no está reñida con su experiencia, y ésta le ha servido para que hayan sido numerosas las ponencias que ha realizado y los cursos que ha impartido. Otra actividad que se ha convertido ya en una costumbre, es la de colaborar todos los años con algún colegio enseñando buenos hábitos de alimentación a los más pequeños de la casa.
De la misma manera que su hermano Pedro, él disfruta absorbiendo los conocimientos de aquellos a los que admira, a Oscar también le gusta mostrar su trabajo.
Su cocina es el respeto y la pasión por enseñar los fantásticos productos de su tierra, fusión de los sabores tradicionales con la evolución de nuestros días.
La guía roja de Michelín reconoció su labor dotándoles de una estrella en 2001 hasta 2010 y que volvieron a recuperar en 2016. Asimismo tienen dos Soles Repsol. En 2009 fueron galardonados con el Premio Cándido a la investigación gastronómica y turística. En 2015, son premiados como mejor restaurante del año en su comunidad por La Posada del periódico el Mundo y la Academia de la Gastronomía de Castilla y León. En 2016 la cámara de comercio de Zamora les galardona con el premio Mercurio por su labor empresarial.


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