Día Sábado, 25 de Octubre de 2025
El XI Congreso Sociedad Benaventana y Educación contó ayer con la presencia de Manuel Llamas Gallego, Maestro, Licenciado en Pedagogía y Director del Equipo de Orientación Educativo y Psicopedagógica de Benavente para hablar de este asunto de plena actualidad
El acoso, unido al desarrollo del ciberacoso, afecta a un porcentaje bastante alto de la población escolar, según algunos estudios alrededor del 9%, aunque lamentablemente no todos los casos son detectados. El desenlace trágico de algunos de ellos, conocidos a través de los medios de comunicación, hacen más visible este problema al que se enfrentan las familias, la comunidad educativa y en general la sociedad.
Para Manuel Llamas hay que tener claras varias ideas sobre este asunto. En primer lugar saber distinguir lo que es y lo que no es acoso escolar, debiendo existir una intencionalidad de daño, bien sea físico, psicológico o verbal.
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Tener en cuenta también que existen otras formas de acoso más dificiles de detectar como son los rumores, el aislamiento social o el chantaje, que escapan a la vigilancia de los adultos y que se puede dar en distintos entornos, incluidos los electrónicos.
Es recomendable prestar atención a los rasgos diferenciadores de menores que debido a sus rasgos físicos, forma de vestir, distintos sindromes médicos, etc, pueden ser el detonante de conductas de acoso ejercidas por otros niños, generalmente extrovertidos, sociables y acostrumbrados a trasgredir las normas de conducta.
Las víctimas generan ansiedad y somatian sus miedos con síntomos como dolores de cabeza, vómitos, taquicardias, etc.. con sentimientos de inferioridad, tristeza, culpabilidad y humillación que dañan la autoestima. Por el contrario los agresores se visten de invulnerabilidad y superioridad creyendo que los demás pueden superar sus impertinencias, por lo que lo fundamental es detectar y denunciar estas situaciones lo antes posible.
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Los niños que sufren estas experiencias negativas callan y tienen miedo a contar lo que les pasa y responder a sus padres o profesores, por lo que deberemos estar atentos a los indicios primarios como aquellos que son motivos continuos de bromas, burlas, son molestados, golpeados, participación en discusiones, víctimas de pequeños robos, daños inexplicables en la ropa, y más tarde los indicios secundarios como que con frecuencia se apartan del grupo, no son elegidos para los juegos, en el recreo se quedan cerca del profesor, tienen dificultad para hablar el clase, están tristes y su trabajo escolar se degrada.
En los centros escolares existen unos reglamentos con medidas concretas para la prevención del acoso, por lo que es primordial el compromiso del profesorado para condenar las conductas catalogadas como inadecuadas, llegando cuando sea necesario a la adopción de las medidas establecidas para reestablecer la convivencia, con la debida discreción y delicadeza en las actuaciones, asegurando a la victima su seguridad y compensión al agresor con el castigo sancionador que corresponda, acompañado de las oportunas enseñanzas de conductas pro-sociales.




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