Riofrío de Aliste, Sarracín, Abejera y Montamarta viven hoy sus ritos más tradicionales, que se completan con la Visparra o Talanqueira de San Martín de Castañeda.
La festividad de Año Nuevo da paso a las Mascaradas del mes de enero y sus ritos mágicos y ancestrales que representan la renovación, el paso a un nuevo ciclo, el enfrentamiento del bien contra el mal o el paso a la edad adulta de los mozos del pueblo. En Riofrío de Aliste, Sarracín y Abejera ya están preparados los cencerros de sus Carochos o Diablos, mientras el Zangarrón de Montamarta vela armas antes de salir a correr por las calles del pueblo. Y más allá, en San Martín de Castañeda, el pueblo cuenta los días que restan para su tradicional Visparra o Talanqueira.
Estos pueblos son la memoria, los resquicios de la Zamora mágica, de los ritos profanos adaptados al calendario cristiano. Sus mascaradas son el tesoro de la Zamora rural, el legado que pasa de padres a hijos, que lucen con orgullo sus máscaras y sus vistosos trajes de colores y que representan el ciclo de la vida a través de los siglos.
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