Cuidando tu cuerpo
Cuando debemos de acudir al masajista
Esta pregunta, que parece fácil de responder, le plantea bastantes dilemas a algunos de vosotros y eso no puede ser. Intentemos solventarlos en la medida de lo posible.
Para
ser claro he de empezar diciendo que todos estos dilemas no tendrían
cabida en el escenario hipotético en el que utilizásemos el masaje como
una terapia preventiva. Esta tendencia, no tan hipotética en países como
EE.UU., se intenta introducir en algunos países europeos desde finales
de los años 90. Nuestra inercia es acudir al médico de familia, al
dentista, etc., cuando ya sufrimos una patología y extendemos de manera
inconsciente esta conducta en lo que concierne a nuestro sistema
locomotor. Debemos recordar que la prevención tiene que ser el pilar
básico de nuestra salud.
Ahora
sí, comencemos. El paciente potencial de un masajista es toda persona
de cualquier edad y condición. Las técnicas se adaptan al paciente, no
el paciente a las técnicas. Observaremos algunas contraindicaciones
básicas y universales en las que está totalmente prohibido actuar. Estos
casos son las heridas abiertas, los accidentes vasculares, las
infecciones (no confundir con inflamaciones), las patologías de la piel
y, muy importante, el cáncer. Existe un cúmulo de contraindicaciones
relativas que siempre debe observar y discriminar el masajista. Es más
oportuno visitar al terapeuta y que éste te derive a atención
especializada, si fuese necesario, que dejar la lesión sin tratamiento o
saturar los servicios de rehabilitación con patologías leves o
moderadas del aparato locomotor.
El
campo de actuación del masajista se extiende desde los dedos de los
pies hasta lo más alto de la cabeza. Allá donde exista un músculo, un
ligamento, un tendón, … (no vamos a enumerar aquí todos los tejidos que
constituyen el sistema tegumentario), allí, tiene competencias tu
masajista. Desde una lesión deportiva hasta el tan temido dolor de
espalda son los caballos de batalla cotidianos de un quiromasajista. En
muchas ocasiones la dolencia que sufrimos no tiene un origen muy claro
para nosotros, no distinguimos entre causa y efecto. Ese es el trabajo
del terapeuta, hacer una valoración de la situación y actuar en
consecuencia. En cualquier caso, las lesiones que afectan directamente a
los huesos –fractura, fisuras, luxaciones, procesos reumatoides, etc.-
deben ser tratadas con anterioridad en atención primaria y
especializada, siendo el trabajo del masajista adaptar los tejidos
blandos para la mejor evolución de la dolencia.
Es
muy importante visitar a tu masajista cuando comiences a tener síntomas
y/o signos de alguna dolencia. Una pregunta frecuente es ¿cuántos días
debo esperar para hacerme un masaje? o ¿se puede ir al masajista el
mismo día que me hago una lesión? Como en todas las disciplinas de la
salud la atención inmediata suele acortar el periodo de convalecencia y
coloca al terapeuta y al paciente en una mejor situación para acometer
la dolencia. Las lesiones agudas requieren un adecuado estadiaje del
tratamiento a las fases evolutivas de la lesión. Las dolencias crónicas
obligan a dilucidar la fase en que se encuentra la patología y actuar de
acuerdo a los resultados que queremos obtener, estableciendo una pauta
temporal que a veces pasa por reagudizar la lesión original. Tanto en
las lesiones agudas como en las crónicas es importante hacer un
seguimiento del paciente y, si no existe mejoría, variar el tratamiento
lo antes posible. Conocer la evolución exacta que tendrá una lesión es,
muchas veces, como adivinar el futuro con una bola de cristal.
Por
otro lado, no debemos olvidar que el dolor es una alarma que el cuerpo
tiene para avisarse a sí mismo (que lío!!!) de dónde hay algo que no
funciona bien. Conocer el porqué de ese dolor es lo que debe motivar
nuestra visita al masajista (como podéis observar doy casi por perdida
la implantación de la labor preventiva del masaje).
En
cualquier caso, la relación entre el paciente y su masajista debe estar
cimentada en la confianza. Cualquier duda o inquietud del paciente será
solventada por su terapeuta como si de un amigo se tratase.
José Carlos Fernández del Hoyo
www.expertamanus.com
José Carlos Fernández del Hoyo
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