Sábado, 04 de Octubre de 2025

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Cuidando tu cuerpo

Cuando debemos de acudir al masajista

Esta pregunta, que parece fácil de responder, le plantea bastantes dilemas a algunos de vosotros y eso no puede ser. Intentemos solventarlos en la medida de lo posible.

Para ser claro he de empezar diciendo que todos estos dilemas no tendrían cabida en el escenario hipotético en el que utilizásemos el masaje como una terapia preventiva. Esta tendencia, no tan hipotética en países como EE.UU., se intenta introducir en algunos países europeos desde finales de los años 90. Nuestra inercia es acudir al médico de familia, al dentista, etc., cuando ya sufrimos una patología y extendemos de manera inconsciente esta conducta en lo que concierne a nuestro sistema locomotor. Debemos recordar que la prevención tiene que ser el pilar básico de nuestra salud.

Ahora sí, comencemos. El paciente potencial de un masajista es toda persona de cualquier edad y condición. Las técnicas se adaptan al paciente, no el paciente a las técnicas. Observaremos algunas contraindicaciones básicas y universales en las que está totalmente prohibido actuar. Estos casos son las heridas abiertas, los accidentes vasculares, las infecciones (no confundir con inflamaciones), las patologías de la piel y, muy importante, el cáncer. Existe un cúmulo de contraindicaciones relativas que siempre debe observar y discriminar el masajista. Es más oportuno visitar al terapeuta y que éste te derive a atención especializada, si fuese necesario, que dejar la lesión sin tratamiento o saturar los servicios de rehabilitación con patologías leves o moderadas del aparato locomotor.

El campo de actuación del masajista se extiende desde los dedos de los pies hasta lo más alto de la cabeza. Allá donde exista un músculo, un ligamento, un tendón, … (no vamos a enumerar aquí todos los tejidos que constituyen el sistema tegumentario), allí,  tiene competencias tu masajista. Desde una lesión deportiva hasta el tan temido dolor de espalda son los caballos de batalla cotidianos de un quiromasajista. En muchas ocasiones la dolencia que sufrimos no tiene un origen muy claro para nosotros, no distinguimos entre causa y efecto. Ese es  el trabajo del terapeuta, hacer una valoración de la situación y actuar en consecuencia. En cualquier caso, las lesiones que afectan directamente a los huesos –fractura, fisuras, luxaciones, procesos reumatoides, etc.- deben ser tratadas con anterioridad en atención primaria y especializada, siendo el trabajo del masajista adaptar los tejidos blandos para la mejor evolución de la dolencia.

Es muy importante visitar a tu masajista cuando comiences a tener síntomas y/o signos de alguna dolencia. Una pregunta frecuente es ¿cuántos días debo esperar para hacerme un masaje? o ¿se puede ir al masajista el mismo día que me hago una lesión? Como en todas las disciplinas de la salud la atención inmediata suele acortar el periodo de convalecencia y coloca al terapeuta  y al paciente en una mejor situación para acometer la dolencia. Las lesiones agudas requieren un adecuado estadiaje del tratamiento a las fases evolutivas de la lesión. Las dolencias crónicas obligan a dilucidar la fase en que se encuentra la patología y actuar de acuerdo a los resultados que queremos obtener, estableciendo una pauta temporal que a veces pasa por reagudizar la lesión original. Tanto en las lesiones agudas como en las crónicas es importante hacer un seguimiento del paciente y, si no existe mejoría, variar el tratamiento lo antes posible. Conocer la evolución exacta que tendrá una lesión es, muchas veces, como adivinar el futuro con una bola de cristal.

Por otro lado, no debemos olvidar que el dolor es una alarma que el cuerpo tiene para avisarse a sí mismo (que lío!!!) de dónde hay algo que no funciona bien. Conocer el porqué de ese dolor es lo que debe motivar nuestra visita al masajista (como podéis observar doy casi por perdida la implantación de la labor preventiva del masaje).

En cualquier caso, la relación entre el paciente y su masajista debe estar cimentada en la confianza. Cualquier duda o inquietud del paciente será solventada por su terapeuta como si de un amigo se tratase.

José Carlos Fernández del Hoyo
www.expertamanus.com
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