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Cuidando tu cuerpo

Mitos (y IV) Soy masajista. Ni curandero, ni fisioterapeuta

Con este post terminaré la serie relativa a los mitos que rodean mi profesión.




En realidad, podríamos seguir con ella una larga temporada pero lo bueno si breve, dos veces bueno. He dejado para el final el que con mayor insistencia intento corregir aunque, a veces,  resulta una tarea ingente. Entiendo el equívoco que suscita mi trabajo puesto que, efectivamente, somos un eslabón entre curanderos y  fisioterapeutas, pero con matices y no siempre pequeños. Para dejar claras las atribuciones de cada cual estableceré las principales diferencias entre curanderos, masajistas y fisios (me permitiréis esta licencia) basándome en las definiciones de cada profesión que hace el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

[Img #10140]Curandero, ra.
1. Persona que, sin ser médico, ejerce prácticas curativas empíricas o rituales.
2. Persona que ejerce la medicina sin título oficial.

Masajista.
1. Profesional que aplica el masaje.

Masaje.
1. Operación consistente en presionar, frotar o golpear rítmicamente y con intensidad adecuada determinadas regiones del cuerpo, principalmente las masas musculares, con fines terapéuticos, deportivos, estéticos, etc.

Fisioterapeuta.
1. Persona especializada en aplicar la fisioterapia.

Fisioterapia.
1. Tratamiento de lesiones, especialmente traumáticas, por medios físicos, como el calor, el frío o el ultrasonido, o por ejercicios, masajes o medios mecánicos.

Queda claro que el caso de los curanderos es muy especial ya que dentro de la expresión “prácticas curativas empíricas o rituales” podemos encontrar técnicas de todo tipo no siempre basadas en una relación causa-efecto razonable o racional. Por otro lado, cualquier observador avezado se habrá dado cuenta que las definiciones de masajista y fisio tienen una zona de conjunción: el masaje. ¿Volvemos a estar como al principio? Ni mucho menos. El masajista es un especialista del masaje, simple y llanamente. A pesar del incremento desarrollado en el Plan Bolonia en las horas lectivas y prácticas dedicadas al masaje y sus variantes en el grado de Fisioterapia, la realidad es que, aún así, invierten la cuarta parte que un diplomado en quiromasaje  a formarse en estas técnicas (la Federación Española de Naturópatas Colegiados,  FENACO, no recomienda una preparación teórico-práctica inferior a 500 horas). No pretendo con esto menoscabar la labor de los fisios, ni mucho menos. El fisioterapeuta tiene a su alcance una plétora de técnicas para la consecución de sus objetivos.
[Img #10139]

Mi opinión personal respecto a la controversia arraigada entre unos y otros en los últimos años es que el masaje se ha revelado –en España desde los años 90- como una práctica efectiva, relativamente agradable y muy cercana para los pacientes, de ahí su éxito. Hasta esas fechas el masaje había quedado en un lugar bastante apartado de las terapias médicas desde su eliminación como profesión sanitaria en el año 1979 (ya en la “democracia”). Desde los años 90 la mayor demanda de esta práctica por parte de los pacientes ha hecho del masaje una “pera en dulce” que nadie quiere dejar escapar.  

Como casi siempre en España, solucionar un problema relativamente sencillo se ha convertido en un quiste que no deja de dar problemas. Y digo que poner fin a todo esto es sencillo porque hace muchos años que los Estados Unidos encontraron esa solución. Importamos desde allí gran cantidad de modas absurdas y extravagantes pero, por lo visto, copiarles algunos desarrollos legislativos nos hiere el orgullo patrio. Y, mientras tanto, a río revuelto…
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