Cuidando tu cuerpo
Mitos (y IV) Soy masajista. Ni curandero, ni fisioterapeuta
Con este post terminaré la serie relativa a los mitos que rodean mi profesión.
En realidad, podríamos seguir con
ella una larga temporada pero lo bueno si breve, dos veces bueno. He dejado
para el final el que con mayor insistencia intento corregir aunque, a
veces, resulta una tarea ingente.
Entiendo el equívoco que suscita mi trabajo puesto que, efectivamente, somos un
eslabón entre curanderos y fisioterapeutas, pero con matices y no siempre
pequeños. Para dejar claras las atribuciones de cada cual estableceré las
principales diferencias entre curanderos, masajistas y fisios (me permitiréis
esta licencia) basándome en las definiciones de cada profesión que hace el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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Masajista.
1. Profesional que
aplica el masaje.
Masaje.
1. Operación
consistente en presionar, frotar o golpear rítmicamente y con intensidad
adecuada determinadas regiones del cuerpo, principalmente las masas musculares,
con fines terapéuticos, deportivos, estéticos, etc.
Fisioterapeuta.
1. Persona
especializada en aplicar la fisioterapia.
Fisioterapia.
1. Tratamiento de
lesiones, especialmente traumáticas, por medios físicos, como el calor, el frío
o el ultrasonido, o por ejercicios, masajes o medios mecánicos.
Queda claro que el caso de los
curanderos es muy especial ya que dentro de la expresión “prácticas curativas
empíricas o rituales” podemos encontrar técnicas de todo tipo no siempre
basadas en una relación causa-efecto razonable o racional. Por otro lado,
cualquier observador avezado se habrá dado cuenta que las definiciones de
masajista y fisio tienen una zona de conjunción: el masaje. ¿Volvemos a estar
como al principio? Ni mucho menos. El masajista es un especialista del masaje,
simple y llanamente. A pesar del incremento desarrollado en el Plan Bolonia en
las horas lectivas y prácticas dedicadas al masaje y sus variantes en el grado
de Fisioterapia, la realidad es que, aún así, invierten la cuarta parte que un
diplomado en quiromasaje a formarse en
estas técnicas (la Federación Española de Naturópatas Colegiados, FENACO, no recomienda una preparación
teórico-práctica inferior a 500 horas). No pretendo con esto menoscabar la
labor de los fisios, ni mucho menos. El fisioterapeuta tiene a su alcance una
plétora de técnicas para la consecución de sus objetivos.
![[Img #10139]](upload/img/periodico/img_10139.jpg)
![[Img #10139]](upload/img/periodico/img_10139.jpg)
Mi opinión personal respecto a la
controversia arraigada entre unos y otros en los últimos años es que el masaje
se ha revelado –en España desde los años 90- como una práctica efectiva,
relativamente agradable y muy cercana para los pacientes, de ahí su éxito. Hasta
esas fechas el masaje había quedado en un lugar bastante apartado de las
terapias médicas desde su eliminación como profesión sanitaria en el año 1979
(ya en la “democracia”). Desde los años 90 la mayor demanda de esta práctica
por parte de los pacientes ha hecho del masaje una “pera en dulce” que nadie
quiere dejar escapar.
Como casi siempre en España,
solucionar un problema relativamente sencillo se ha convertido en un quiste que
no deja de dar problemas. Y digo que poner fin a todo esto es sencillo porque
hace muchos años que los Estados Unidos encontraron esa solución. Importamos
desde allí gran cantidad de modas absurdas y extravagantes pero, por lo visto, copiarles
algunos desarrollos legislativos nos hiere el orgullo patrio. Y, mientras
tanto, a río revuelto…
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