Día Domingo, 28 de Diciembre de 2025
Por segundo año consecutivo en varias décadas, las aguas no discurren por el cauce del río en el mes de octubre
Y ya van dos años seguidos, el pasado 2018 y este 2019, los que en el mes de octubre las aguas no discurren por el cauce del río Eria. "Esto no ocurría desde hace mucho tiempo", advierte el vecino de Villaferrueña, Antonio Rueda Posada, quien a sus 78 años ha visto crecidas y crecidas del río, no pocas inundaciones en el pueblo.
![[Img #118992]](https://interbenavente.es/upload/images/10_2019/7097_rioeria.jpg)
"No hay invierno suficiente para que las montañas se llenen de nieve, esa es la raíz de todo" apunta este casi octogenario vecino con casa ribereña en el Eria, junto al paralelo cauce del caño del molino. La cada vez menor persistencia de nieve en las cumbres de la leonesa Sierra del Teleno, de donde se nutre principalmente el cauce, así como el menor índice de precipitaciones de lluvia son los factores que originan la sequedad del lecho.
Una estampa ésta que se hace frecuente desde mediados de julio hasta mediados de septiembre cuando llegan las primeras lluvias, pero no ya entrado el otoño. Un lecho invadido de pedregales y roquedales surgiendo de las entrañas de la tierra y abriendo pequeñas venas como si el agua de la profundidad quisiera rezumar para la poca existencia de vida que aún queda en el cauce. Esta es la estampa del agostado río Eria desde mediados de julio cuando se acentúa el pico de la temporada de riegos.
Para abundar en la situación, las tormentas de este pasado verano dejaron muy escasas precipitaciones en Villaferrueña, no así en otros parajes atravesados por el Eria. De este modo, la sequía en el lecho se ha visto acentuada, más aún prolongada. El paraje que en la primavera se antoja idílico, cuando el curso fluvial se atreve a empapar las faldas de la Sierra de Carpurias, dejando atrás el macizo paleozoico, se vuelve ahora ansioso por recobrar la fauna y la flora que le es característica, la antigua vida de la que forman parte montaña y río.
![[Img #118993]](https://interbenavente.es/upload/images/10_2019/1_rioeria1.jpg)
Hasta el brazo fiel del Eria, el cauce paralelo del caño del molino, gime de angustia al ver su lecho agostado cuando hasta hace unos años, en la época estival, las aguas surgían llenas de alborozo porque "a reboños" se abrían las compuertas permitiendo la actividad de molienda.
En este primer molino, porque Villaferrueña, la villa del hierro, no tenía un molino, sino que las aguas del Eria llegaron a impulsar varias factorías con actividades diversas, de molienda y como generadores de energía eléctrica. Ni que decir tienen las fraguas para moldear el hierro. Molinos que ya son historia como la que lleva el río Eria, el curso fluvial que en verano aparece y desaparece en tierras leonesas y desde que penetra en tierra zamorana, por Alcubilla de Nogales, atravesando Arrabalde, Villaferrueña, Santa María de la Vega y Morales de Rey, clama también por recuperar su curso, por volver a dar vida.
![[Img #118994]](https://interbenavente.es/upload/images/10_2019/4909_rioeria2.jpg)
FOTOS: M. A. C.






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